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TEMA: Introducción a la oñatiparla (Guía para neófitos perplejos) (III)

Introducción a la oñatiparla (Guía para neófitos perplejos) (III) 15 Jun 2013 20:34 #14365

  • Nolano
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Décima sexta perla

"...vuelven a resonar con extraña vigencia las preguntas y respuestas de la racionalidad dialógica griega, dando lugar a una tensión de apelación que nos sitúa en un nuevo lugar histórico: en una nueva proximidad y distancia hacia las mismas, que resulta esencial y característica de la Postmodernidad. Del renacimiento de Grecia en la Postmodernidad". Siguiendo dentro de este mismo texto nos encontramos con otra expresión francamente desagradable: "proximidad y distancia hacia". Nadie dice "proximidad hacia" ni "distancia hacia". En el primer caso decimos "proximidad a algo", pues las cosas están próximas a nosotros, pero no próximas hacia nosotros. En el segundo caso hablamos de "distancia hasta" algún sitio (¿Qué distancia hay hasta la plaza Mayor?) y nunca he oído preguntar a nadie qué distancia hay hacia algún sitio, pues "hacia" indica la dirección a tomar, pero no el término o punto final de un recorrido o distancia que separa dos puntos.

Décima séptima perla

Y en ese mismo texto, nos encontramos una última frase, "Del renacimiento de Grecia en la Postmodernidad", así, suelta, donde es francamente problemático saber esa preposición "de" qué es lo que vincula con el "renacimiento de Grecia". Mi candidato favorito es la "constatación sintomática", que daría lugar a algo así como "La constatación sintomática del renacimiento de Grecia en la Postmodernidad". Pero está tan lejos esa constatación sintomática, hay tanta oración y tanto texto entre ella y el "renacimiento de Grecia" que no me atrevo a asegurarlo. Pero es que no encuentro ninguna otra opción que me parezca plausible. Una muy deficiente forma de expresarse, en todo caso. También podría ser que se tratase de "una nueva proximidad y distancia hacia las mismas, que resulta esencial y característica (...) del renacimiento de Grecia en la Postmodernidad". Habría entonces aquí un recurso estilístico, como si se dijera "característica de la postmodernidad o, para decirlo con mayor precisión, del renacimiento de Grecia en la postmodernidad"; pero estaría muy torpemente utilizado ese recurso, pues si la proximidad y distancia de las preguntas y respuestas de los griegos es característica de la postmodernidad, no mejora ni añade nada hablar, además, de que sea también característica "del renacimiento de Grecia en la postmodernidad"; es como si se dijera: "la nariz larga es una característica de mi cara. De la longitud nasal en mi cara", pues si bien la nariz larga puede ser característica de mi cara, es una tontería decir que es característica de la longitud de la nariz que hay en mi cara.

Décima octava perla

"De ahí que para nosotros vuelvan a ser determinantes las preguntas (de los presocráticos a Aristóteles)". Torpe frase, una vez más, pues ahí leemos prima facie que se trata de unas preguntas que le hacían los presocráticos a Aristóteles. Ciertamente Oñate quiere decir "las preguntas (desde los presocráticos hasta Aristóteles)"; y aunque en general resulta equivalente hablar de lo que va "de" aquí "a" allí y de lo que va "desde" aquí "hasta" allí, en esta frase concreta podría haberse evitado fácilmente el equívoco utilizando la segunda forma. Porque que uno sepa muy bien lo que quiere decir no exime de poner el camino fácil para que también lo sepa, con las menores trabas posibles, el que escucha o lee.i

Décima novena perla

"El lógos público legislante". La palabra "legislante" no existe en nuestro Diccionario; ciertamente puede tratarse del participio activo del verbo legislar, es decir, el que legisla; pero para eso tenemos otra palabra muy bien conocida por todos, legislador, que es precisamente el que legisla. Aunque la lengua admite derivados y palabras formadas a partir de otras ya existentes, según ciertas reglas de derivación y conjugación, eso es totalmente innecesario cuando existe una palabra al alcance de la mano que es de uso habitual para decir eso mismo. Es un caso de cultismo barato como los que denunciaba Quevedo en la culta latiniparla.

Vigésima perla

"Su forma de enlazar el lógos público legislante con la experiencia criteriológica del tiempo y el lugar del lenguaje". Esta frasecita se las trae. Empecemos, para allanar el terreno, por entender lo que significa, para el Diccionario, criteriológica. Éste define la criteriología como "parte de la lógica que estudia los criterios de verdad". Descartando que se esté hablando aquí de una disciplina o de una parte de otra, podemos tomar el adjetivo "criteriológica" en el sentido de calificar una cosa, en este caso cierta experiencia, como algo que sirve de criterio de verdad. Se estaría refiriendo Oñate a que la experiencia del lenguaje, en un tiempo y lugar determinados (si no nos dejamos confundir por ese doble genitivo, "la experiencia del tiempo y el lugar del lenguaje"), en la Filosofía griega arcaica y clásica se enlazaba de determinada forma con el "logos público legislante", es decir, con un proceso legislador heleno basado en la discusión pública en el ámbito de una polis fundada en la razón. Así se deduce del posterior comentario a la propuesta de una tríada fysis-logos-polis, que Oñate califica de "no dicotómica", en claro lapsus, pues debió haber dicho "no tricotómica". Pero de esto último ya hemos hablado en otro lugar, lo que me exime de mayores detalles que pueden verse allí. Esa dicotomía entre tres elementos en puridad podría ser la "trigésima octava perla" de este joyero. Lo que sigue en el aire es en qué forma el enlace de la experiencia del lenguaje con el logos público sirve como criterio de verdad para éste.

Vigésima primera perla

Sigamos, pues. "Y por último, la imbricación de estos mismos nexos diferenciales con la téchne, la inteligencia creadora-productiva (poíesis) y la teología inmanente de lo eterno compartido por todas las artes y las ciencias críticas". Aparecen aquí unos misteriosos "nexos diferenciales" de los que se supone que se acaba de hablar no hace mucho, pues se los califica de "estos mismos". Quizá nos ayude a descubrir qué nexos son ésos el calificativo de "diferenciales"; pero ahí tenemos un problema, pues siendo un nexo un "lazo" o "nudo", y siendo diferencial lo "perteneciente o relativo a la diferencia de las cosas", es bastante difícil entender cómo un nexo, que une, puede ser relativo a la diferencia de las cosas, pues la diferencia parece más bien ser algo que separa y no que une. Tal vez si sabemos qué se quiere decir con "imbricación" tengamos más suerte. Pero, por desgracia, no es así, pues imbricar significa "disponer una serie de cosas iguales de manera que queden superpuestas parcialmente, como las escamas de los peces". Para que se pudiera, pues, producir una imbricación de los dichosos nexos diferenciales con la tejne, la poíesis y cierta teología, todas esas cosas habrían de ser "cosas iguales" y ¿en qué sentido se parece la tejne a un nexo diferencial? La cosa se va embrollando por momentos. Si queremos ver alguna luz al final del túnel de esta frase tenemos que plantear una hipótesis diferente, a ver si nos conduce a mejor puerto. La hipótesis es que Oñate se confunde, como de costumbre, y que escribe "imbricación" cuando quiere decir "implicación", pues implicar significa "envolver, enredar" o también "contener, llevar en sí". Parece que esta vía es más prometedora (aunque deja en muy mal lugar, una vez más, el conocimiento de Oñate de lo que significan las palabras en nuestra lengua), pues ahora tendríamos unos nexos que se enredan con la tejne, la poíesis y cierta teología. Lo cual, con independencia de lo que eso pueda suponer en términos filosóficos, empieza a ser algo más inteligible para los que no hablan ni entienden la oñatiparla sin traducción. Y, volviendo al principio de este párrafo de mis comentarios, podemos ahora volver a preguntarnos cuáles son esos misteriosos nexos diferenciales. Tienen que referirse a los lazos que anudan los elementos de la tríada fysis, logos y polis, Si ahora aventuramos la hipótesis de que Oñate se ha vuelto a confundir de palabra y donde dijo "diferenciales" quería decir lo que los demás llamamos "diferentes", tenemos algo así como que el pensamiento griego de esta época, para Oñate, consiste en un totum revolutum o enredo (implicación) de varios elementos que serían, grosso modo: 1) la fysis; 2) el logos; 3) la polis; 4) los diferentes nudos que unen o enlazan esos tres elementos en una tríada (o conjunto de tres cosas o seres estrecha o especialmente vinculados entre sí, como la define el Diccionario); 5) la tejne; 6) la poíesis; y 7) "la teología inmanente de lo eterno".

Vigésima segunda perla

Abro párrafo aparte para esta última expresión, que reproduzco en su integridad, porque también se las trae. "La teología inmanente de lo eterno compartido por todas las artes y las ciencias críticas". Quizá debamos empezar por el significado de inmanente: que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella". En el texto de Oñate lo que es inherente sería "la teología" y aquello a lo que sería inherente sería "lo eterno". Resulta un poco extravagante adjudicar algo como inherente a lo que se hace difícil pensar que sea un ser o que tenga esencia, tal como "lo eterno". Pues "eterno" resulta ser en nuestra lengua un adjetivo y no un sustantivo, por lo que en principio no es idóneo para tener esencia, y hay que sustantivizarlo mediante ese "lo", como hace Oñate. Pero entonces nos queda algo abstracto, como "lo bueno", "lo bello", que más bien son idealizaciones propias para ser ellas mismas inmanentes de algo, y no para que algo les sea inmanente, pues como abstracciones son más bien "simples" por lo que se hace difícil que en su esencia podamos "racionalmente" distinguir algo distinto a la misma propiedad sustantivizada de forma abstracta. ¿A alguien se le ocurre que pueda haber en "lo bello" o "lo bueno", o unido de modo inseparable a esos conceptos abstractos, algo más que pueda "racionalmente distinguirse" de lo bueno o lo bello mismo? A mí particularmente se me hace muy difícil pensar que eso sea posible. Y aún más difícil creo que resulta en algo como "lo eterno". Lo eterno es pura duración ilimitada, que no tiene límites, que no tiene principio ni fin. ¿Cómo es posible ver en lo eterno algo diferente, aunque sea conceptual o racionalmente, que no sea esa pura duración ilimitada?

Pero es que lo que Oñate ve como inherente a "lo eterno" es ni más ni menos que una "teología". La teología es la "ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones". Evidentemente no puede tomarse aquí en esa acepción, por lo que hay que entender que Oñate utiliza la palabra teología para referirse a algo "divino", es decir a los atributos de Dios. Pero el caso es que no puede entenderse que lo divino es "inmanente" a "lo eterno". Pues lo eterno es un atributo de la divinidad y, por tanto, parece más bien que hubiera que hablar de "lo eterno" como inmanente a la "divinidad", pero en ningún caso de la divinidad como inmanente a lo eterno. Pues es la "divinidad" de lo que puede afirmarse una esencia, esencia que tendrá atributos separables racionalmente; pero no puede hablarse con corrección de una esencia como inmanente a un atributo. Ése es el significado que da a atributo la Metafísica clásica (véase, por ejemplo, Spinoza) y también resulta de nuestro Diccionario: "cada una de las perfecciones propias de la esencia de Dios, como su omnipotencia, su sabiduría, su amor, etc." O, por supuesto, su eternidad.

Vigésima tercera perla

Más enigmas: "compartido por todas las artes y las ciencias críticas". Según Oñate, pues, todas las artes y las ciencias críticas comparten "lo eterno". ¿Realmente Oñate piensa que las artes y las ciencias críticas no tienen principio ni fin? Desde luego, principio tienen, según la misma Oñate, que ya nos ha instruido al empezar su Presentación acerca del comienzo de las ciencias críticas cuando comienza la Filosofía en Grecia. Y en cuanto a su fin, es candorosa la pretensión de Oñate de que nuestro planeta Tierra vaya a durar eternamente y en ella nuestra especie humana en la que reside exclusivamente la ciencia crítica, que yo sepa. ¿O estamos pensando en infinitos mundos llenos de extraterrestres dotados de logos?

Soy consciente de que, a diferencia de otros alegatos de estas notas mías, aquí hablamos de conceptos bastante abstractos, como lo eterno o lo inmanente, lo que dará pie posiblemente a que se me impute incapacidad para entender el pensamiento de Oñate, y que por ello critico su uso de las palabras. Pero, si es así, hago notar que el pensamiento de Oñate se nos presentaría, más que como filosófico, fuertemente aquejado de mística, y por tanto, más allá del logos, del ámbito racional de discusión pública. Y, por tanto, que tiene poco de lo que ella misma estaría, presuntamente, pregonando al comienzo de su Presentación.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 23 Ago 2013 19:26 por Nolano.
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Re: Introducción a la oñatiparla (Guía para neófitos perplejos) (III) 18 Ene 2014 00:20 #18798

  • jake
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Décimasexta perla, traducida a castellano o español : < vuelven a resonar con extraña vigencia las preguntas y respuestas que elaboraron los griegos con apoyo en la razón y uso del diálogo. Estas nos apelan a día de hoy. Distanciados de ellas, sentimos su próximidad. Es un renacimiento de Grecia en nuestro pensamiento postmoderno. Y es un renacimiento, asevereamos, esencial para entendernos>.

Definitivamente parece un texto mal traducido de un autor en otro idioma y que requiere un corrector.
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Re: Introducción a la oñatiparla (Guía para neófitos perplejos) (III) 18 Ene 2014 09:31 #18801

  • pulpo
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Me siento halagado oyendo de nuevo mi lengua. Lo cierto es que Aristóteles no dará para mucho más, por más que se le exprima ¿No está todo dicho?
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