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TEMA: El problema moral.

El problema moral. 31 Jul 2015 00:40 #31340

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Un error frecuente consiste en igualar moral con bondad. Resulta habitual que digamos "eso o aquello es moral" en tanto lo consideramos bueno. Cuando queremos resaltar las bondades de una persona proclamamos, en no pocas ocasiones, que dicha persona es un individuo de gran moral, incluso podemos magnificar sus virtudes añadiendo que es un personaje de "regia moral".

La moral, sin embargo, no es un valor, ergo no puede ser ni buena ni mala. Y resulta redundante decir que tal o cual individuo es moral, pues todos los seres humanos "somos morales en tanto que inteligentes" (Xavier Zubiri).

Incluso el individuo más "inmoral" ante nuestros ojos es inevitablemente moral, pues la moral no es sino la necesidad de justificar nuestros actos. Así, hasta el terrorista más execrable o el asesino más vil son morales. Sí, sí, no me leáis tan perplejos. ¿Quién no tiene una justificación siempre a mano para legitimar sus actos? ¿No se autolegitimaron Hitler o Stalin? ¿Y si Marx legitimó la dictadura proletaria, por qué otros, de igual modo, no debieron legitimar (justificar al cabo) dictaduras de cualquier otra jaez? No me respondáis puerilmente en base a "esto o aquello es justo" o "esto y lo otro es injusto". ¿Quiénes deciden lo que es moralmente justo, o bueno, en definitiva? ¿En base a qué creemos que determinados actos son buenos o mejores que otros?

Para responder a preguntas tan trascendentales deberemos realizar primero un rápido viaje por la historia de la filosofía, que será tanto como hacer un recorrido por el pensamiento humano.

1- ¿Por qué tendemos a igualar lo que es moral con lo que es "bueno"?

Podríamos retrotraernos a Platón y su acepción de lo que es la virtud (bueno) y podríamos seguir con sus herederos: la filosofía neoplatónica, la escolástica (San Agustín y los padres de la Iglesia) hasta llegar al "bueno" (nunca mejor traído este término) de Kant.

Kant supone un punto de inflexión en la acepción o definición de la moral, señalando, como señalara Jesucristo, que la moral era un valor a priori, absoluto y universal, es decir, lo bueno existía ya antes de que el ser humano lo descubriera como virtud deseable. Así, el ser humano no "construía" ni decidía arbitrariamente (desde posturas relativas) lo que era bueno, sino que lo encontraba (revelación o iluminación). ¿No os recuerda al Mito de la Caverna de Platón o a la caída del caballo de cierto santo? San Pablo, de hecho, fue quien dotó al catolicismo de trascendentalidad, en el parecer del genial Unamuno (ver "Del Sentimiento Trágico de la vida").

Pero a lo que íbamos:

2- ¿Y qué es lo bueno?

Kant, inevitablemente influenciado por el logos recibido de la historia (tradición, religión y filosofía), consideró como un imperativo de deber universal un principio moral a priori incuestionable: "No convertir a otros seres humanos en medios para lograr determinados fines", es decir, el archiconocido "condúcete con el prójimo como te gustaría que él se condujese contigo".

Sin embargo, ni el nacionalsocialismo ni el comunismo se condujeron con el prójimo como estos hubiesen deseado que el prójimo se condujera con ellos. En nombre de las diferentes ideologías de turno, los dos suprematismos políticos más celosos del SXX llegaron a justificar la necesidad de sacrificar seres humanos, es decir, legitimaron la necesidad de convertir a seres humanos en medios por tal de permitir la consecución de un fin último, ya fuere la grandeza de un III Reich o el logro de un utópico socialismo.

El devenir de la historia demostró, pues, que no existía una moral absoluta y universal que permitiera al conjunto de la humanidad alcanzar la tan ansiad "Paz Perpetua" kantiana.

3- La alternativa a Kant

El fracaso que supuso el conflicto de la II GM para garantizar una paz perpetua, a través de una moral común y universal para toda la humanidad, rescató las teorías sociológicas de Émile Durkheim, hoy vigentes y aceptadas por la generalidad de la socialdemocracia occidental. Venía a decir Durkheim que la moral no era un sistema de valores apriorístico, legitimado por principios universales, sino que era el resultado de la normativización cultural que llevaban a cabo los diferentes pueblos y culturas a lo largo de la historia. Así, desde una visión más relativista de la moral, se aceptaba que podían existir tantas morales como culturas. La moral o, por mejor decirlo, conducirse según determinados principios, ya no se consideró un imperativo de deber, sino la aceptación de unas determinadas reglas, usos y costumbres sociales, propios de cada cultura.

El nuevo problema, inherente a dicho relativismo moral, es el hecho de que diferentes culturas con sus respectivas morales, puedan lograr convivir en paz. Así, por ejemplo, resulta inaceptable para la moral de la generalidad de occidentales, que una joven deba consentir la ablación de su clítoris en aras de cumplir con los preceptos morales de su cultura. De la misma manera, para muchos musulmanes todavía resulta intolerable que sus mujeres puedan gozar de los mismos derechos que la mujer occidental.

Vivimos en una época de relativismo en la que lo bueno, o moralmente aceptable, será lo que dicte cada cultura.

4- La moral sin valores

Occidente hizo un paso de gigante, o de enano, según se mire, cuando decidió que una moral buena no lo era en base a juicios absolutos y/o universales, sino en base a los criterios de consenso de cada sociedad y/o cultura. Pero desde un estricto punto de vista metafísico, un juicio construido según los dictados de cada cultura, provoca una grave paradoja, pues del hecho de que puedan existir infinitas morales buenas se debe concluir, inevitablemente, que no existe tampoco ninguna moral mala.

Tuvo que llegar un brillante filósofo español, tan desconocido como desconocidos han sido muchos de los grandes hombres que ha dado España: Xavier Zubiri, para decir que "el hombre es moral en sí mismo", que es tanto como decir que el hombre es una apropiación de posibilidades, un ser obligado a elegir y, por tanto, obligado por su propia naturaleza inteligente a justificar sus elecciones. La elección siempre se produce tras una justificación paralela al acto de la intelección. Es lo que nos diferencia de los animales, los cuales no eligen en base a juicios (morales) sino que actúan por determinismo biológico ante los estímulos de la realidad.

La conclusión de Zubiri es que la moral (el hecho de justificar nuestras elecciones) no tiene por qué ser ni bueno ni malo: la justificación moral de nuestros actos, se produce en tanto somos, es decir, en tanto aprehendemos constantemente la realidad por encontrarnos, de facto, en la realidad misma.

La realidad humana es constitutivamente moral, es decir, la moral es inherente a la esencia misma del ser humano, pues este existe en un constante quehacer (elección de posibilidades que conlleva realizar juicios). Así, la Moral es un Juicio (el acto mismo de elegir) y no una virtud con valores de bueno o malo.

CONSECUENCIAS

Si la moral no es un valor, sino tan solo un juicio, bien subjetivo (individual) o producto del consenso de una determinada cultura, todo vale. Nadie es mejor o peor que nadie en función de sus actos, pues todos justificamos nuestras acciones en base a nuestras propias creencias. Todos justificamos, ergo todos somos morales.
Última Edición: 31 Jul 2015 00:41 por Herrgoldmundo.
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El problema moral. 31 Jul 2015 22:06 #31394

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Herrgoldmundo escribió:
Kant, inevitablemente influenciado por el logos recibido de la historia (tradición, religión y filosofía), consideró como un imperativo de deber universal un principio moral a priori incuestionable: "No convertir a otros seres humanos en medios para lograr determinados fines", es decir, el archiconocido "condúcete con el prójimo como te gustaría que él se condujese contigo".

Grave error, no por repetido menos burdo y propio de quienes no han leído a Kant con atención.

Ya en este hilo del foro. advertí sobre ese hecho con referencia exacta del pasaje donde el propio Kant rechaza esa identificación (GMS: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres):

Nolano escribió:
Por eso también rechaza Kant que su imperativo suponga una nueva formulación del viejo principio “quod tibi non vis fieri...”, al que el mismo Kant tilda de “trivial” (GMS A-68 n), pese a lo cual aparece con una sorprendente reiteración como uno de los pilares de la ética kantiana en exposiciones poco meditadas

En ese mismo hilo di unas aclaraciones adicionales sobre la cuestión, lo que me dispensa de reiterarlas aquí de nuevo.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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El problema moral. 01 Ago 2015 06:19 #31398

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Ya despachándose con el prójimo, llamando burdo a otro tío y soltando que el chaval no ha leído a Kant. Lea vos señoría la edición de Tecnos de la MFC, los estudios introductores de Garrido y Paton, que no es el de los carros de caballería, para que no los confunda una mente tan analítica como la vuestra señoría.
Gómez y Muguerza lo dejan claro, no son tres imperativos sino tres formulaciones, y el principio ese que te has sacado de los romanos quien lo trae a colación es Ricoeur cuando comenta el imperativo de los fines, o segunda formulación.
El ejemplo del juez y el criminal no viene a cuento, es un paralogismo mas gordo que un dinosaurio preñado.
Así se hacen amigos, humillando a todo quisqui. :whistle:
Luego, el tío Muguerza inventa lo del imperativo de la disidencia, para justificar los derechos humanos, para el que no son más que exigencias morales positivizadas. Ahí no estoy de acuerdo, pues si niega el derecho natural, ¿cómo justifica las condenas de Nuremberg? Pero eso es otro tema que va más allá de Kant, el cual nunca puso en entredicho la lex rationis.
Repasa noli la aventura de la moralidad un poquito, titi.
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El problema moral. 01 Ago 2015 08:54 #31399

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Cariño, siempre has sido muy kantiana: imperativa y categórica.
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El problema moral. 01 Ago 2015 11:14 #31403

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Bombón, que bien te sienta la capucha :kiss:
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El problema moral. 01 Ago 2015 14:03 #31404

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Kelsen (reconocido kantiano) asoció también el imperativo categórico con la tradicional "regla de oro", mencionando expresamente que Kant no reconocía esa asociación.

Kelsen lo fundamenta así (Hans Kelsen; ¿Qué es la justicia? Ariel. Barcelona. 2006. p 53 y ss):

"Otra fórmula de la justicia es la regla de oro que establece que hay que actuar con los demás del mismo modo que quisiéramos que ellos actuaran con nosotros. Lo que todos esperamos de los demás es que nos hagan felices, lo que no queremos es que nos hagan infelices, por tanto esta regla de oro implica hacer felices a los demás.
Un problema de esta regla se produce cuando alguien disfruta de hacer infelices a otros. Entonces nos planteamos qué hacer con la persona que hace daño a otros. Está claro que el violador de la regla no desea el castigo a su infracción. Según esta regla, nadie debería castigar a otro.

Otro inconveniente de la regla de oro es que lo que hace felices a unos no hace felices a otros. Por ejemplo, puede haber personas a quienes no importe que los demás digan mentiras, ya que se creen suficientemente inteligentes para protegerse de ellas. Según la regla de oro, estas personas estarían autorizadas a mentir.

Si interpretamos la regla de oro según su intención originaria, la regla de oro no puede establecer un criterio meramente subjetivo sobre la conducta adecuada. Es decir, la regla de oro no consiste en que cada uno haga lo que quisiera encontrar en los demás. La regla de oro debe establecer un criterio objetivo que dice “compórtate como los demás se comportan contigo”. Es decir, la regla de oro dice que hay que comportarse como dicta la convención, como dicta el orden social establecido, sea justo o no.

Kant se inspiró en una regla de oro parecida. Su formulación es “compórtate de tal modo que tu conducta pueda ser una ley universal”. Esto significa que los actos propios deberían significar principios que uno deseará que fueran generales para toda la humanidad. Pero ¿cuáles son los principios que desearíamos que fueran obligatorios para todo el mundo?

Los ejemplos que Kant pone son preceptos de la moral y de la ley positiva de su época. Contrariamente a lo que pretende la doctrina del imperativo categórico, los preceptos morales no se deducen de este principio, pues no puede deducirse nada de una fórmula vacía. Cualquier precepto de cualquier orden establecido es compatible con el principio que dice que el individuo debe actuar de acuerdo con las normas generales. Por tanto, el imperativo categórico, al igual que la regla “a cada cual lo suyo”, puede servir para justificar cualquier orden social."
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El problema moral. 01 Ago 2015 14:12 #31405

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Por eso Tasia, está la tercera formulación, el principio de autonomía, y es que voluntad libre es voluntad sometida a la ley moral, mi máxima subjetiva ha de ser subsumible en la ley moral universal, y este principio es el fundamento de la ética pura kantiana.
Sí, hay sujetos transcendentales que disfrutan haciendo el mal a los demás, y cerca, dos post más arriba intuimos un claro paradigma.
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El problema moral. 01 Ago 2015 14:25 #31406

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Confieso, Estilpon, que veo algunas sombras y contradicciones internas en ese principio de autonomía kantiano, como expreso en mi artículo de la Galería de los perplejos:


(Hannah Arendt: “Eichmann en Jerusalén”. Inmanuel Kant: “Introducción a la teoría del derecho”,MFC).

"Arendt aclara que para Kant todo hombre es un legislador desde el instante en que comienza a actuar, y que el ser humano, al servirse de su razón práctica, formula los principios de su propia ley. Pero también es cierto, sostiene Arendt, que en el espíritu de Kant está la exigencia de que el hombre no solo obedezca la ley, sino que identifique su propia voluntad con el principio que hay detrás de la ley, con la fuente moral de la que surge la ley. Ese énfasis kantiano en la interiorización del deber dio lugar a lo que Eichmann llamó la versión de Kant “para uso casero del hombre sin importancia”. Para Eichmann eso implicaba asumir en su fuero interno la voluntad del Führer .

Como acertadamente señala Arendt, la filosofía kantiana, en su excesiva focalización en la noción de deber, puede ser fácilmente malinterpretada y resultar peligrosa para la acción moral. Felipe González Vicén sostiene que antes de Kant la teoría del derecho se había esforzado por relacionar la fuerza vinculante del derecho positivo con la persecución de determinados fines que el ordenamiento estatal hacía posibles. Frente a la fundamentación hipotética Kant propone una fundamentación objetivamente necesaria del derecho positivo, en la que la obligatoriedad del derecho no se haga depender de fines. Según Kant el derecho positivo no es algo cuya obligatoriedad dependa de un fin determinado de justicia o felicidad común, sino que la obligatoriedad responde a un orden necesario, que es condición de posibilidad del ejercicio de la libertad y, por tanto, de la acción moral .

Dice Kant “el derecho es el conjunto de condiciones bajo las cuales la libertad de un individuo se puede conciliar con la libertad de otro, según una ley reguladora de la libertad”. Y Kant llega a afirmar: “si un uso de la libertad se opone al derecho (se opone a la libertad de los demás), la coacción impuesta por esa ley coincide con la libertad” . González Vicén apunta que lo que explica Kant es que el cumplimiento del derecho es un deber moral, pues la moral es un orden abierto en el que pueden incluirse obligaciones procedentes de otros sistemas normativos, tan solo con hacer de su cumplimiento motivo en sí del obrar.

Para Kant obrar de acuerdo con el derecho no es meritorio moralmente, pero actuar motivado por los principios del derecho sí es meritorio moralmente. La moral ordena observar sagradamente el derecho y es una exigencia de la moral, según Kant, convertir en máxima de conciencia lo que dice el derecho."
Última Edición: 01 Ago 2015 20:58 por Tasia.
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El problema moral. 01 Ago 2015 17:51 #31408

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En esto de los foros hay una ley que se cumple con la indefectibilidad de las leyes físicas: cuanto mayor relevancia alcanza un foro o un blog, bien sea por lo concurrido del mismo o por su relevancia notoria en el campo de que se trate, hacen su aparición los llamados troles. De hecho, triste foro aquél que carece de troles: es signo inequívoco de su irrelevancia. Por suerte este foro, desde su aparición a finales de 2010, ha sido siempre bendecido por la aparición de troles, que nunca han faltado. Esta temporada tenemos entre nosotros al "Trol del verano de 2015".

Como el trol suele ser persona bastante ignorante es fácil desmontar su juego, si se analiza su actuación con la debida frialdad. Que nadie se ponga nervioso, que la cosa promete.

Como el trol no usa nunca el diccionario, remueve las palabras que otros utilizan para malmeter, intentando que otro usuario se dé por ofendido por haberse dicho algo que no era ofensa alguna. En este caso, el trol no ha consultado lo que quiere decir "burdo", y azuza a otro para que se sienta insultado. Burdo es "Tosco, basto, grosero", es decir, un error "burdo" es un error producto de la ausencia de la debida finura o sutileza en el análisis. Ese error, por otro lado, no es imputable a Herrgoldmundo en exclusiva, sino, antes al contrario, posiblemente ha sido inducido por otros autores que han incurrido en él comentando la ética kantiana, como el propio Brandt que cité en mi mensaje al que me remitía. O tantos otros.

Suele ser difícil, en este mundo de la Filosofía, desmontar algunos errores muy extendidos, cuando se interpreta por terceros a ciertos autores. Afortunadamente, éste es uno de los escasos casos en que disponemos de un texto del propio Kant. Cité la referencia, aunque la clarificaré para quienes no anden muy duchos en la cita de textos originales. Se trata de la nota a pie de página de la página 68 de la primera edición de la "Fundamentación de la metafísica de las costumbres"). Es muy fácil de localizar si se dispone de un ejemplar de dicha obra. No es extraño por eso que Kelsen, como informa Tasia, recogiera eso, que está a la vista de cualquiera que haya leído esa obra de Kant con detenimiento.

Queda también en evidencia la cizaña venenosa a través de la mentira que el trol vierte en el diálogo, cuando afirma que yo he dicho que Herrgoldmundo no ha leído a Kant. Ahí está mi mensaje donde sólo decía "propio de quienes no han leído a Kant con atención"; no sólo no estaba en mi frase afirmar que no había leído a Kant, sino que, además, hacía extensiva mi afirmación a muchos otros filósofos que sin duda han leído a Kant, pero no con la atención suficiente para entender bien el sentido de la Filosofía moral de nuestro hombre de Königsberg.

Finalmente aclaro que lo de "eres imperativa y categórica" es solamente la reproducción de un tuit que leí hace poco (de ahí lo del femenino, mientras que al trol lo tengo por varón desde que apareció por aquí, y por eso le he llamado siempre "el" trol y no "la" trol). Me parece que recoge muy bien lo inadecuadamente que se usan muchos conceptos filosóficos indebidamente vulgarizados por gente con escasa o nula formación filosófica. Ahí entra lo del imperativo categórico o, por ejemplo, lo del amor platónico. Que el trol creyera que eso iba dirigido a él es sólo una muestra de su ciego egocentrismo. Creo que se entendía bien el sentido de esa corta frase, pues no sé en qué sentido el trol se pueda haber mostrado en ningún momento ni imperativo ni categórico, ni en sentido kantiano ni en sentido burdo, además de que el contexto de la frase, para que tuviera sentido, tiene que ser que se lo diga uno a su pareja, pues es el único contexto en que eso tiene alguna gracia. Si no se entendió bien, sirva esto de aclaración.
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Última Edición: 01 Ago 2015 18:00 por Nolano.
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El problema moral. 01 Ago 2015 18:18 #31409

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Hola Tasia, pero González Vicen resucita una tesis que Binder sostuvo en los años 20 o 30, de que no existe obligación de obediencia al derecho, pues los deberes las leyes los imponen a los órganos que son los encargados de hacer que se cumplan. Le contesta Elías Días Roig,quien fundamenta el deber de obligación de la norma en la legitimidad democrática, aunque a mi no me convencen ni uno ni otro. El deber de obediencia a las leyes ha de tener un doble fundamento:
- que la ley proceda de un órgano legítimo, y hasta ahí de acuerdo con Kelsen;
- que la norma sea justa, y ahí transcendemos a Kelsen y el positivismo jurídico.
Saludos.
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