A mi vez, os reproduzco la respuestas que ofrecí en su día a este debate que tuvimos y que mencionaba Nolano:
1. Puedo considerar que el punto A y B de mi pasillo están en reposo relativo (suficientemente largo es el pasillo como para que encima se anduviera estirando) y que dispongo de una linterna como fuente de luz, con lo que para medir su velocidad de desplazamiento bastaría con considerar que emito desde el punto A un rayo de luz que alcanza al espejo que habría situado en B y regresa, invirtiendo un tiempo dado en recorrer dos veces el largo de mi pasillo. Ese inapreciable instante sería del orden de la treintena de nanosegundos, y medido éste, podría calibrar la velocidad de la luz como el espacio recorrido (una veintena de metros) entre esa variación de tiempo. Pero claro, para apreciar la levedad de ese tiempo tendría que tener un sentido de la vista sobrehumano. Más o menos esto es lo que le sucedió a Galileo con sus linternas, y aun así no dejó de intuir que aunque enormemente grande comparada con la del sonido y aparentemente infinita, la velocidad de la luz podía seguir teniendo medida. De todas formas, en este caso, me sobraría la barra propuesta y el otro reloj.
2. Puedo considerar que me encuentro en A y que el sobrehumano no soy yo sino que es mi amigo Aquiles, y que él se va a desplazar a lo ancho del pasillo atravesando el punto B. Mi poderoso amigo Aquiles realiza este desplazamiento perpendicular al largo del pasillo a una velocidad de una magnitud cercana a la de la luz. Porta con él esa linterna para realizar el mismo proceso que en el caso anterior, y emplea la barra para separarse del espejo el tamaño exacto de la barra. Cuando enciende la linterna, lo que Aquiles aprecia en su movimiento es el recorrido de la luz hasta el espejo y vuelta en línea recta, como en el caso anterior, y es capaz (es sobrehumano también para sujetar múltiples cosas) de accionar el reloj que lleva consigo realizando la medida del tiempo empleado similar al caso anterior. La luz ha tardado en recorrer dos metros (la ida y la vuelta al espejo, separado por la barra) en un tiempo Tb medido en el reloj de Aquiles. Sin embargo, yo que estaba en A, he observado el mismo fenómeno, y he medido con mi reloj el proceso, y desde mi punto de vista, la luz no ha recorrido una distancia de dos metros sino bastante más: dos diagonales de ida y vuelta desde el punto en el que fue emitido el rayo hasta alcanzar el espejo a mitad de trayecto y regresar, mientras Aquiles y su espejo se desplazaban a lo ancho del pasillo. El tiempo empleado según mi cronómetro es Ta. La diferencia entre ambos tiempos, conforme a la ecuación de Lorentz que el propio Einstein dedujo de sus postulados de la relatividad y constancia de la velocidad de la luz (p. 838), me permitiría obtener la velocidad de la luz conociendo la velocidad a la que se desplazaba el poderoso Aquiles.
3. Una tercera opción sería suponer que mi veloz amigo Aquiles simplemente porta en su mano, en la carrera tras la tortuga, la barra como testigo de su carrera, a lo largo de su dirección de carrera. Cuando yo tuve la barra en mi mano, medía un metro, y sin embargo, cuando observo cómo Aquiles atraviesa el pasillo a una considerable velocidad, la barra parece encogerse. De nuevo, conforme a la ecuación de Lorentz (p. 838), puedo obtener la velocidad de la luz en función de la velocidad de Aquiles al cruzar el ancho del pasillo.
Aunque rebuscada alguna de ellas, me permito recordar la lección de la historia de Bohr que os conté
en este hilo y que sigo pensando que ilustra lo que es valorable en esta asignatura.
La primera propuesta de Nolano y la primera mía son la misma. La segunda mía era tan rebuscada para hacer uso de la barra, y para desplegar las ideas que subyacen a la relatividad restringida. Emplearla para medir como Nolano proponía la distancia entre A y B puede resultar un poco espurio ya que parece esa distancia ya viene dada como dato de partida en el problema. Entre ambas, un compañero propuso otra solución que usaba la barra más justificada y menos rebuscadamente, y ante mi pregunta respondió lo siguiente:
Pues sencillo, simplemente le recordé que Michelson necesitó para calcular la velocidad de la luz unos instrumentos un pelín más sofisticados (tuvo que obtener financiación para su proyecto, de lo que se puede deducir que no le bastó con una vara de medir, dos relojes y un espejo). Su instrumental lo colocó en el Observatorio del Monte Winson (un lugar propio y en condiciones) utilizando una linea de medida con otro pico de montaña situado a unos 30Km. En su medición obtuvo una diferencia de una diezmillonésima de segundo; suficiente para dar con la velocidad de la luz (pero indetectable para el ojo humano, y mi ojo por el momento es humano).
En el pasillo de mi casa (10m) con dos relojes, una vara y un espejo; sin la formación en ciencias físicas del Profesor Michelson, parece un poquito más complicado realizar una medición en condiciones. Sin embargo, si los relojes tuviesen la precisión suficiente y un mecanismo por el cual se pusiesen en marcha en el momento en que se emitise un rayo de luz y se detuviesen en el momento de captar la luz de ese rayo. Simplemente deberíamos realizar el cálculo sencillo de V=s.t
En el autobús idem de idem, ya que estaríamos sobre un sistema inercial a velocidad constante. La velocidad desde A a B, sería la misma que desde B a A, si el observador se encontrase sobre el autobús (en el mismo sistema inercial).
Sin embargo si el observador se encontrase fuera del sistema, aunque la velocidad de la luz es siempre constante en cualquier sistema; el tiempo se contraería en proporción a la contracción de fitzgerarld lorentz."