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TEMA: Fundamentación religiosa de los valores humanos

Fundamentación religiosa de los valores humanos 21 Oct 2011 10:02 #4978

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Estudiando Historia de las Religiones, en el libro "Proyecto de una ética mundial", Hans Küng plantea el siguiente texto que me ha hecho reflexionar nuevamente sobre el problema de nuestro tiempo entre una ética formal ineficaz y una aparentemente inaccesible ética material consensuada.

El que sin duda será un polémico texto para las mentes filosóficas dice así:
H. Küng en Proyecto de una ética Mundia (Editorial Trotta, páginas 111-112) escribió:
"El cristianismo, más que todas las demás religiones, se ha visto sometido en la época moderna a un doloroso proceso de transformación [...] se ha destacado, a lo largo del proceso moderno-ilustrado de emancipación, un humanismo - con frecuencia anticristiano-secular - apoyado críticamente en la razón, la naturaleza y la conciencia. Durante no poco tiempo, el cristianismo ha reaccionado decididamente contra ideales autónomo-humanistas como la libertad de fe, la libertad de conciencia y la libertad de religión.

Todo ello de forma indebida. No sólo porque, en última instancia, el cristianismo ha salido beneficiado por ese proceso de autonomía, sino porque libertad, fraternidad, igualdad y "dignidad humana" [...] son en su origen valores cristianos, "redescubiertos" y puestos rigurosamente en práctica en la época moderna. Los autores de la Declaración americana de derechos humanos no eran precisamente ateos, sino creyentes ilustrados (deístas). También los derechos humanos de la Revolución francesa de 1789 debían formularse, según la intención primera de algunos revolucionarios, "en nombre de Dios", aunque luego no se hizo así. Curiosamente, Roma, la Iglesia católico-romana (y en parte también otras Iglesias) condenó los derechos humanos como anticristianos hasta mediados de nuestro siglo, con el nuevo giro dado a la Iglesia por Juan XXIII y el concilio Vaticano II.

Pero, una vez que lo humano se había emancipado de lo religioso-eclesiástico en la autonomía moderna, pudo encontrar de nuevo su hogar, sobre todo, en el ámbito del cristianismo, aunque aún queda pendiente la aplicación de muchos derechos humanos en el sistema romano (con respecto a la mujer, los teólogos, los disidentes). El Vaticano, la última monarquía absolutista de Europa, no sólo tiene todavía pendiente la firma de la declaración de derechos humanos del Consejo de Europa, sino también la glasnot y la perestroika.

[...]

Ni siquiera a la sociedad secular le debe ser indiferente que lo humano encuentre derecho de ciudadanía en las religiones y, en nuestro caso, dentro del cristianismo. De hecho, no se puede olvidar algo [...]: en un tiempo de desorientación y pérdida de fidelidades, en un tiempo de amplia permivisividad y descarado cinismo, el cristianismo, y las religiones en general, pueden jugar un papel decisivo - más allá de cualquier psicología, pedagogía, jurisprudencia o política - para devolver a la conciencia humana un poco de reposo, apoyo emocional, seguridad, consuelo y coraje para protestar. En su lucha en favor de lo humano, la religión es capaz de fundamentar sin ambigüedades algo que no le es dado a la política: ¿por qué la moral y la ética han de ser algo más que una simple cuestión de gusto personal o de oportunidad política, de valoración individual o de convención y comunicación social? La religión puede fundamentar sin equívocos por qué la moral, los valores éticos y las normas deben ser incondicionalmente vinculantes (y no sólo en lo que me resulta cómodo) y, por tanto, universales (para todos los estratos sociales, clases y razas). Lo humano queda a salvo justamente cuando se lo considera fundado en lo divino. Ya está demostrado que sólo lo incondicional puede a su vez obligar incondicionalmente, y sólo lo absoluto vincular absolutamente"
Este planteamiento me ha hecho recordar la Fundamentación de la metafísica de las costumbres de Kant y su carácter formal, así como todo el análisis de Aranguren de la Ética supeditada a la Religión (Ockham, Malebranche), con primacía con respecto a la religión (Sócrates, Platón, Aristóteles, epicureísmo, pelagianismo, Kant), coincidente con la Religión (San Agustín, Santo Tomás, Suárez), separada de la Religión (Kierkegaard, Hartmann, Heidegger, Sartre) o "abierta" a la Religión (Aranguren).

La cuestión que aquí subyace es si en nuestra época postmoderna, tal y como sostiene Aranguren, el ateísmo ético desemboca necesariamente en el derrocamiento nietzscheano de la moral: inmoralismo de André Gide, absurdo de Camus, incertidumbre moral de Sartre, nihilismo denunciado por Heidegger.

¿Es la filosofía compartida, la razón dialógica, capaz de co-ordenar los irracionales valores materiales de forma sostenible? ¿Se basta la educación - la pedagogía - para solidificar los valores que han de nutrir y hacer sostenible el sistema democrático? ¿podría un diálogo interreligioso fructífero contribuir al establecimiento de criterios éticos generales - pero no solo formales sino materiales - a la ciudadanía? ¿puede la razón del ser humano - de aspiración infinita, absoluta, pero de naturaleza finita - bastarse para esbozar una ética común vinculante incondicionalmente?
Javier Jurado
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Última Edición: 21 Oct 2011 10:02 por Kierkegaard.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 22 Oct 2011 10:12 #4990

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Son las ideas las que cambian el mundo, no las crencias. Las creencias, como hemos visto hasta ahora, son capaces de hacer pensar a gente aparentemente razonable, que el creacionismo, una rama muy respetada en EEUU del cristianismo, es algo estupendo para enseñar en las escuelas. Podría poner más ejemplos pero sería alargarse mucho.


¿puede la razón del ser humano - de aspiración infinita, absoluta, pero de naturaleza finita - bastarse para esbozar una ética común vinculante incondicionalmente?


Pues si la razón humana ha conseguido mantener religiones absurdas que nos ha llevado a grandes enfrentamientos y de los que hemos sacado poco provecho, qué no podría hacer una ética común, educar a ciudadanos responsables con lo propio, lo ajeno, lo público, lo compartido.
Como dice muy bien Amelia Varcárcel, el ser humano tiene solución, tiene buena materia, es muy moldeable, con una buena educación podemos hacer de él,( aparte claro de casos excepcionales que no tienen arreglo y que siempre tendremos en el mundo) un ser solidario, interesado en hacer de su entorno algo agradable. Y eso se consigue, sobre todo, intentando no hacer de lo absurdo, corrupto,discriminatorio, injusto, cruel, algo normal que vemos en la televisión a diario.
Ante este planteamiento no veo aquí ninguna necesidad escatológica ni trascendente que impone la religión. El ser humano puede ser bueno sin necesidad de un dios, creo que eso es más que evidente. Muy al contrario, las religiones han sometido y siguen sometiendo a la práctica esclavitud a millones de seres humanos, me parece un ejercicio de cinismo decir que sin ellas el ser humano está perdido.
Las religiones, si son algo, son pautas de vida. Te dicen lo que tienes o no que comer, lo que tienes o no que rezar, cómo tienes que casarte, con quién tienes que casarte o no, cómo has de vestirte, si tienes que tener hijos y en qué condiciones... en fin, parece que sin ellas no sabríamos ni volver a casa un día de tormenta. Y no es cierto. Si nos educan en libertad, aunque sea esa libertad que provoca angustia y no sabemos adónde nos lleva, podremos ver un nuevo horizonte, una nueva forma de entendernos como personas.
"Burru fó Perico a Uviedo, burru fó y burru vieno."
Última Edición: 22 Oct 2011 10:13 por Toposhiperurano.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 22 Oct 2011 20:11 #4995

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Yo no me atrevería a modidificar una sola coma al texto de Hans Küng. Ahora que tan de moda está denostar las religiones, donde se erigen nuevos Feuerbachs hasta debajo de las piedras, donde nuestros dirigentes se llenan la boca de grandielocuentes palabras: dignidad, libertad, justicia, para luego caer en un grosero pragmatismo nada sutil que va y viene al son que le tocan. Hoy más que nunca es necesario que los fundamentos de la ética sean firmes, donde la retórica no quiebre ni deslavace lo que debería ser palmario, lo que no debería dar lugar a dudas: la dignidad intrínseca de todo ser humano. Es ahí donde la religión entendida como lo que religa a la vida y a lo que nos rodea, a lo que es más grande que nosotros mismos, no ofrece lugar a dudas, no juega a la retórica.
Lo fácil es la crítica monolítica, aquella que no diferencia entre credo y religión.
Hay una sola expresión para la verdad: el pensamiento que niega la injusticia. Horkheimer.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 22 Oct 2011 21:45 #4999

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Ojalá estuviera de moda denostar las religiones. Ojalá estuviera de moda pensar sin la idea de que un dios nos ampara. Otro gallo nos cantaría.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 23 Oct 2011 18:28 #5004

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Tener la idea de que un dios nos ampara no creo que signifique que está a nuestra disposición,como muchos pretenden, pero eso no invalida que nos ampare. Creo que es desde la razón desde donde se debe criticar estas formas infantiles de religiosidad. La razón debe velar a favor de otro tipo de religión.
Es verdad que cuando sangra lo humano, parece irreal,"alejado" hablar de lo divino,y sin embargo...quizás sea eso, lo alejados que nos hallamos tanto de lo uno como de lo otro.
En menudo tema me voy a estrenar, yo que tan solo llevo dos asignaturas de filosofía, perdonarme la osadía.
Con Dios.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 23 Oct 2011 20:03 #5009

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Como ya tuve ocasión de comentarte, Kierkegaard, con motivo de tu trabajo sobre “Nietzsche y el cristianismo”, este último no resulta útil para ser tratado filosóficamente si antes no se especifica un poco más su contenido. En lo que genéricamente llamamos “cristianismo” entran desde los primeros cristianos de las catacumbas hasta el Papa Julio II, desde el cura-alférez de “Los girasoles ciegos” hasta el padre Gabriel de “La Misión”. Ya te expuse también en su día cómo la “superbia”, el más capital de los pecados capitales, había deslizado su significado a lo largo de la historia desde la “vanitas” al “orgullo científico” que pretende suplantar a Dios. O se concreta más esa tabla de valores cristianos o es imposible un debate sobre valores. Porque si los valores cristianos son tan cambiantes como para adaptarse a los tiempos (como yo creo; y en ello está en juego su propia supervivencia) el cristianismo se acercaría más a una ética formal que a una ética material, como pretende.

Tengo que discrepar de Bud, pues yo sí que cambiaría algunas comas, y algo más, en el texto de Küng para que me resultara aceptable. Voy por partes.
Küng escribió:
libertad, fraternidad, igualdad y "dignidad humana" [...] son en su origen valores cristianos, "redescubiertos" y puestos rigurosamente en práctica en la época moderna. Los autores de la Declaración americana de derechos humanos no eran precisamente ateos, sino creyentes ilustrados (deístas). También los derechos humanos de la Revolución francesa de 1789 debían formularse, según la intención primera de algunos revolucionarios, "en nombre de Dios"

1) Aunque sea empezar por el final, querría manifestar en primer lugar mi discrepancia con un claro y falaz abuso argumentativo de Küng. El cristianismo, que yo sepa, nunca ha sido “deísta”, sino “teísta”; en consecuencia, los autores de la Declaración americana de derechos humanos (si es que eran deístas) no serían cristianos en sentido propio.

Tampoco lo serían los revolucionarios franceses, pues ese Dios, al que invocaban, no tenía por qué ser necesariamente cristiano.

Y, finalmente, no deja de ser una afirmación infundada que ese teísmo o creencia en Dios fuese universal en los revolucionarios ilustrados, excluyendo que entre ellos hubiese ateos. Pero naturalmente, no nos vamos a poner ahora a contar revolucionarios y estudiar uno a uno sus creencias religiosas.

Sirva esto, más que nada, como repudio de la manera falaz y chapucera de argumentar de Küng, en cuestiones que deberían ser tomadas con algo más de seriedad y rigor.

2) Llama mucho la atención lo siguiente: “son en su origen valores cristianos”. No necesito extenderme mucho en demostrar que valores como la fraternidad, la igualdad y la dignidad humana son bastante anteriores a la doctrina cristiana. En particular, y por no irme más lejos, el estoicismo es una corriente filosófica anterior al nacimiento de Cristo que ya tenía en su programa fundamental esos valores. De hecho el cristianismo en sus primeros años, se apoyó en el pensamiento estoico para introducirse en la mentalidad romana.

3) En la relación de valores a los que alude Küng he dejado aparte la “libertad”. Creo que la libertad nunca ha sido un valor cristiano, sino todo lo contrario.

Es pieza básica en el cristianismo una escatología que afirma una vida ultraterrena con Juicio final mediante en la que los buenos van al cielo y los malos al infierno. Evidentemente esa promesa de paraíso o condenación eternos coarta la voluntad humana. Kant ya vio lo inmoral de ese sistema premio-castigo y quitó todo valor moral a quien actúa bien de forma interesada, porque va a obtener una recompensa.

En mi opinión el cristianismo se basa en imponer a los fieles unas pautas de conducta inducidas. Pautas de conducta, por otro lado, que le vienen dadas al creyente; éste no puede decidir libremente ni cuáles son ni si hay o no que seguirlas, y sólo puede adherirse o no a ellas pura y simplemente.

4)Kierkegaard escribió:
¿podría un diálogo interreligioso fructífero contribuir al establecimiento de criterios éticos generales - pero no solo formales sino materiales - a la ciudadanía?

Por todo lo anterior, yo contestaría negativamente a la pregunta lanzada por Kierkegaard. En primer lugar porque creo que hay una contradicción en los términos en la expresión “diálogo interreligioso”, ya que las religiones no están hechas para dialogar. En segundo lugar porque en las modernas sociedades contemporáneas no cabe fijar “criterios éticos” para “la ciudadanía” desde instancias exteriores a la propia ciudadanía. La ciudadanía es mayor de edad y cada ciudadano es libre de fijar sus valores éticos por sí mismo.

Por otro lado, si hablamos de las modernas sociedades occidentales, el porcentaje de ateos o agnósticos es suficientemente elevado como para que un “diálogo interreligioso” dejase fuera a una gran parte de la ciudadanía que, al carecer de religión, carecería de voz en ese hipotético “diálogo”.

Si a lo que nos referimos, sin embargo, no es a la ética sino a la política, es decir, a la fijación normativa en las leyes reguladoras de la convivencia democrática de lo que se prohíbe y lo que se puede permitir, creo que el cristianismo no tiene nada que decir en un estado democrático sobre dicho asunto (sin perjuicio de que sí que lo tengan los ciudadanos que han decidido libremente profesar tal o cual confesión religiosa).

Finalmente, y aunque sea una cuestión no propiamente filosófica, sino más bien sociológica o histórica, la experiencia vivida respecto de cuestiones jurídicas como la despenalización del aborto o de la eutanasia, o las investigaciones biológicas y genéticas, o hace ya algunos años sobre el divorcio, no refuerzan precisamente la confianza en que la participación del cristianismo institucionalizado en los debates políticos vaya a ser cooperativa y dialogante. La “contribución” del cristianismo institucionalizado en tales debates públicos siempre ha estado teñida por los prejuicios y la labor obstruccionista a un debate transparente. Eso no ayuda a generar confianza en que un “diálogo interreligioso” vaya a tener mucho recorrido en nuestras sociedades contemporáneas.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Última Edición: 24 Oct 2011 09:29 por Nolano.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 23 Oct 2011 21:48 #5011

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Ni siquiera a la sociedad secular le debe ser indiferente que lo humano encuentre derecho de ciudadanía en las religiones y, en nuestro caso, dentro del cristianismo. De hecho, no se puede olvidar algo [...]: en un tiempo de desorientación y pérdida de fidelidades, en un tiempo de amplia permivisividad y descarado cinismo, el cristianismo, y las religiones en general, pueden jugar un papel decisivo - más allá de cualquier psicología, pedagogía, jurisprudencia o política - para devolver a la conciencia humana un poco de reposo, apoyo emocional, seguridad, consuelo y coraje para protestar. En su lucha en favor de lo humano, la religión es capaz de fundamentar sin ambigüedades algo que no le es dado a la política: ¿por qué la moral y la ética han de ser algo más que una simple cuestión de gusto personal o de oportunidad política, de valoración individual o de convención y comunicación social? La religión puede fundamentar sin equívocos por qué la moral, los valores éticos y las normas deben ser incondicionalmente vinculantes (y no sólo en lo que me resulta cómodo) y, por tanto, universales (para todos los estratos sociales, clases y razas). Lo humano queda a salvo justamente cuando se lo considera fundado en lo divino.

Creo que ya hemos alcanzado un grado de madurez suficiente, para dejar de observar las religiones como un cuento mitológico de cariz antropocéntrico. Aquellas religiones que nos han dotado de un pack completo en el que obteníamos a partes iguales: una cosmogonía, una moral concreta y por ende y como telos una escatología. Creo que eso ya está superado, Feuerbach como dijo Marx, ya había hecho el trabajo. No es menester ningún Sam Harris o Richard Dawkins, para que la antorcha de su razón nos ilumine y nos saque de un obscuro infantilismo. Para mí, la religión, y siento ser reiterativo, es algo más profundo. Es la misma fuente de la que bebe la filosofía, la fuente del misterio, del interrogante, o como diría Aranguren, de los puntos suspensivos. La religión en su sentido profundo, no deista, ni dogmático, ni institucionalizado, es algo muy poderoso. No me atrevería yo tan fácilmente a despachar con cajas destempladas a mentes tan agudas como las de Kierkegaard o Spinoza tildándoles de infatilismo pueril, y que su sentido religioso estaba fundado en el miedo a la muerte y a la nada.
Y es que, además, creo que la chicha del texto de Küng hunde su nervio en lo citado. Una vez más recalco que la vida es algo sagrado. No enarbolo ninguna bandera a favor de ningún credo, pero es que me da la sensación que las únicas dinamicas operantes-y siento este poso de pesimismo- se manifiestan en el poder y una ética variable, lo que hoy es bueno, mañana no puede serlo tanto. Sangrante, y nunca mejor dicho, puede ser ver el cuerpo de Gadafi hecho un Ecce Homo.

Arendt nos habló de que el mal radica en la banalidad, en el girar la cara, en el claudicar ante el poder manifiesto que hunda su entraña y razón de ser en los principios más ponzoñosos. Es por ello, que creo que el saber crítico, el sentimiento de religiosidad, debe ser autónomo y no heterónomo. Y ante una realidad tan cambiante hay ciertos valores sobre los que no se debe dialogar y sobre los que no cabe discusión, por ejemplo la dignidad humana, el utópico reino de los fines. Y es ahí donde la frase de Hans Küng brilla con luz propia: Lo humano queda a salvo justamente cuando se lo considera fundado en lo divino. ¿Es tan gravoso decir eso? Opino que no. Recuerdo que en el libro de Viktor Frankl: "El hombre en busca del sentido", expresa de modo palmario que cuando realmente toco fondo durante su estancia en los campos de concentración alemanes, fue cuando un día que hacia trabajos forzados y estaba despistado de su tarea, un guardía que lo observó, en vez de gritarle para que se pusiera al tajo, simplemente cogió una piedra y se la arrojó, como si de un perro se tratase. Ahí se percató de lo que era la reificación, la deshumización en sentido pleno, el paroxismo en el que pueden desencadenar ciertas ideologías. No estaría demas citar a Horckheimer o Adorno y su crítica profunda a una razón tecnificada en la que se ausente el sentir humano.O ese famoso:" piensa el sentimiento y siente el pensamiento" que nos propusiera Unamuno. Y es que, para mí, ese sentir de vinculación, de estar religado en algo que a uno le supera, es donde entraría la religión.
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Última Edición: 26 Oct 2011 11:03 por Bud.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 23 Oct 2011 23:01 #5013

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Respeto tus convicciones y lo que dices Bud. El caso es que, en lo que a mí respecta, carezco de ese espíritu religioso. Incluso cuando leo, sea a Kierkegaard, sea a Sartre (con quien sin embargo percibo tener muchos puntos de afinidad, especialmente en lo que hace a su concepto de la libertad) hablar de "angustia" o a Unamuno de deseo de vivir eternamente, lo que ocurre es que, sencillamente, no sé de qué hablan. Nunca he sentido ni angustia ni ansia de inmortalidad.

Repito que no tengo nada en contra de quien sí sienta eso. Salvo que intente imponérmelo a mí. Si no es el caso, si nos respetamos todos, todo irá sobre ruedas; y cada alma en su almario.

El problema con Küng es que en vez de limitarse a quedarse él con su sentimiento religioso, parece que hace un atisbo de querer demostrar la realidad universal de ese sentimiento religioso (que él identifica, sin justificación alguna, con lo cristiano), de lo cual yo personalmente, como digo, soy un contraejemplo, y para mí ciertamente bastante próximo a mí mismo; así que veo difícil que por esa vía lleguemos muy lejos. Naturalmente, como Küng no puede demostrar eso, recurre a falacias, como creo que he dejado bastante claro.
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Última Edición: 24 Oct 2011 10:52 por Nolano.
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 26 Oct 2011 10:44 #5046

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Topos escribió:
Son las ideas las que cambian el mundo, no las crencias.
Discrepo de esta afirmación. En mi opinión, toda idea es provisional, pues se basa en una creencia más o menos verosímil. Y por esto mismo, son las creencias - y muchas veces al margen de su verosimilitud - las que cambian el mundo - entre otras cosas -, más que las ideas. Ya decía Unamuno aquella perogrullada tan obviada de que "Apenas hay quien sacrificara la vida por mantener que los tres ángulos de un triángulo valgan dos rectos".

Para ti Topos, la razón del ser humano se basta para esbozar una ética común vinculante incondicionalmente. Aunque desde luego eso está por ver, visto lo visto, lo que aquí me importa es que eso no deja de ser una creencia, una aspiración, muy loable y humanista. El mundo en que vivimos me hace, sin embargo, replantearme como a Küng la plausibilidad de lo que sostiene esa creencia.

Lo que se cuestiona aquí es si la apertura a una dimensión trascendente que las religiones - hablo en plural - aportan es común al género humano, en el seno de cuyas culturas el hecho religioso está siempre presente; y si, además de ser común - como lo pueden ser el error, la ignorancia o la violencia - por mucha racionalización que necesite para purgar sus prácticas inhumanas, al rechazarlo de plano no se mutila algo constitutivamente humano en su colectividad - y no en su mera individualidad - que resulta imprescindible para una vida feliz en común.

A estas alturas, como dice Bud, me resulta un poco grosero considerar que la única forma que cabe considerar a la religión supone "hacer de lo absurdo, corrupto,discriminatorio, injusto, cruel, algo normal", que su existencia sólo ha contribuido a la humanidad con "la práctica esclavitud a millones de seres humanos" como para que sea "cinismo decir que sin ellas el ser humano está perdido". Aunque entiendo tu punto de vista, y comparto la verdad parcial de tus afirmaciones, creo que éstas encuentran fáciles respuestas incluso en tu propia reflexión, Topos, y en las que ahora no entraré.

Tampoco entraré, como apuntas, Nolano, a discutir sobre cuál es el mensaje cristiano en su pureza, pues no pretendía que ése fuera el asunto de este hilo; aunque sí me parece interesante hacer notar que, intentando progresar en la definición de criterios de verdad y acercamiento interreligioso, Küng acude a las fuentes originales como primer criterio. La crítica más dura a la falsedad en las religiones es su infidelidad a su propia esencia, a su propio origen, ya sea en la normatividad de sus sagradas escrituras (Biblia, Corán, Bhagavadgita,…) o en la de sus figuras sagradas (Cristo, el Profeta, Buda,…). Sus críticos y reformadores es lo primero que hacen notar, empleándolo como criterio de verdad que garantiza la propia identidad. La incomodidad de esta crítica se refleja en la respuesta que el Gran Inquisidor dirige a Cristo en la obra de Dostoievski: ¿Por qué vienes a molestarnos?. Por ahí irían mis tiros sobre una formulación coherente y universal del cristianismo.

Sin duda, como advierte el propio Küng sin ganas de imponer nada a nadie, me parece, es imprescindible contar con el ejercicio de autocrítica dentro de cada religión, orientado sobre su propia historia de fracaso y culpa. Salvo el fanático, cualquiera sabe que la frontera entre la verdad y la falsedad no se identifica a priori con la que hay entre la propia religión y las demás. La autocrítica legitima la crítica hacia otras posiciones, pues dentro de las religiones no todo es igualmente verdadero y bueno, y así el espejo del resto de religiones y sus experiencias puede servir como buen referente para purificarse. Küng recurrirá tentativamente para empezar a lo humano con la pretensión de establecer una estrategia ecuménica mínima para comenzar un diálogo más fructífero, pues resulta del todo incoherente para cualquier religión cometer en nombre de Dios o de la fe los más diversos ataques contra lo humano, agrediéndolo, prostituyéndolo, adulterándolo, oprimiéndolo, engañándolo, rechazándolo, marginándolo, persiguiéndolo,… Desde luego, habrá indudables matices para interpretar hasta dónde llega lo humano o qué actitudes son ataques o por el contrario actuaciones justas. Pero el sin duda escabroso asunto podrá empezar a andar.

Para mayor claridad en mi respuesta, continuo siguiendo tu propio esquema, Nolano:

1) El primer abuso que le achacas a Küng no me parece correcto. Creo que es importante remarcar que él expone un par de ejemplos emblemáticos de la ilustración, de quienes muchos ateos laicistas se consideran legítimos herederos, para desenmascarar esta falsa herencia. Así, él no dice de los autores de la Declaración americana de derechos humanos fueran cristianos, sino que no eran ateos, y a estos sí se oponen tanto teístas como deístas. En idéntica línea se pronuncia sobre la Revolución Francesa inspirada en buena medida por los valores de muchos creyentes, y, sucediendo en la Francia de finales del XVIII, lo más verosímil es pensar que se trataría fundamentalmente de cristianos. En ningún caso, no obstante, afirma positivamente que el Dios pregonado por todos ellos sea cristiano o que entre los ilustrados no hubiera ciertamente ateos.

2) Ciertamente esos valores en sentido laxo no son originalmente inventados en tiempos de Jesús de Nazaret, pero no es eso lo que Küng afirma. Por eso cabe apuntar dos errores en tu crítica:

2.1 Mucho más atrás que los epicúreos, la mayoría del resto de las milenarias religiones del mundo no por casualidad atesora valores similares. Y es que no hay que olvidar que el cristianismo como religión ancla toda su escatología en lo que se denomina la Historia de la Salvación, y que indefectiblemente halla su herencia en la historia del pueblo judío. La Biblia cristiana asume el Antiguo Testamento, y hace de la vida de Cristo el acontecimiento visagra de la historia, que queda partida en dos como sucede en el calendario gregoriano, y se remonta en su tradición a la axiología semítica de la que derivan las llamadas religiones del libro o religiones abrahámicas que prácticamente dominan las dos terceras partes del credo mundial. Quien crea que el cristianismo se basa en la novedad ética de Jesús de Nazaret denota escandalosa ignorancia, y no creo que tal reproche se le pueda hacer a Küng. Me permito citar al propio Küng en otra obra:
H. Küng en ¿Existe Dios? (Ediciones cristiandad, pág. 940-941) escribió:
También en la ética es inútil buscar el elemento específicamente cristiano tratando de identificarlo abstractamente en una idea o principio, en una mentalidad, en un horizonte de sentido, en una nueva disposición o motivación. ¿"Perdón", "amor", "libertad"? Pese a ser irrenunciables para los cristianos, tales valores no son específicos. También otros viven y actúan de acuerdo con ellos
2.2 En sentido estricto, cabría entrar a debatir cuál es el matiz con el que el cristianismo - y otras religiones - contribuyen al significado de esos valores, pues por ejemplo, siendo hijos de Dios como el cristianismo nos considera, la dignidad resulta innegociable (mucho antes que Kant, y frente a toda suerte de legitimación del asesinato), la libertad supone condición necesaria de nuestra existencia auténticamente humana (y no como mera libertad negativa), la igualdad irrenunciable (y no como valor convenido sino natural), y la fraternidad mayor que la del simple respeto cívico y liberal, y diferente del altruismo ocasional. Pero este debate, precisamente, entraría en el meollo de la propuesta de Küng sobre la contribución religiosa del cristianismo a una hipotética materialidad ética compartida, lo que excede completamente este hilo.

3) Del mismo modo, entrar a rebatir tu ataque al concepto de libertad en la teología cristiana también creo que excede este hilo. Sólo diré que una comprensión más profunda de la libertad en el cristianismo nos permitiría desmentir la excesiva simplificación con la que en mi opinión tratas el asunto como para decir que "la libertad nunca ha sido un valor cristiano". La cuestión de la libertad ha sido decisiva en el seno del catolicismo - con la controvertida de auxiliis divinae gratiae que bien conoces - y en el seno del cristianismo - con la controversia entre el libre albedrío de San Agustín o Santo Tomás y la predestinación calvinista o el siervo arbitrio luterano. En la escatología cristiana, el respeto por la libertad humana es tal que Dios paga el precio de exponerse a la Teodicea, es decir, a su justificación ante el hombre por el mal en el mundo. El cristianismo, en este sentido, y muchas otras religiones, exceden en mucho la mera y peyorativa consideración como imposición de pautas de conducta que aducís.

4) Aunque comprendo que el diálogo interreligioso pueda parecer un imposible, no comparto que las religiones no estén hechas para dialogar. Hay que admitir que muchos son los dogmáticos acomodados que se entregan a su estrategia de aislamiento - como la llama Küng -, anclados en su particular "Extra Ecclesiam nulla salus": un exclusivismo alicorto intolerante, triunfalismo religioso imperialista caracterizado por una teología autosuficiente y apologética incapaz de aprender, y que en vez de resolver problemas los crea. También hay que admitir que son muchos los que ante el conflicto prefieren seguir la estrategia de la indiferencia como ha sucedido habitualmente entre la tradición de los ilustrados occidentales, basada en las premisas de que el problema de la verdad no existe (todas las religiones, a su modo o esencia, son verdaderas) y de que la mejor forma de conseguir la paz es ignorar sus diferencias. Sin embargo, las experiencias místico-religiosas van mediadas e interpretadas por cada tradición respectiva, y no pueden así ser equivalentes, prescindiendo del discernimiento e igualando no sólo las diferencias más básicas entre los diversos tipos de religiones (místicas, proféticas, sapienciales) sino los conflictos internos a las religiones, que han evolucionado enormemente a lo largo de la historia. Un único puchero religioso - viene a decir Küng - no encara el problema fundamental de la vida humana, la verdad y el sentido, los valores y las normas, o bien porque legitima todo lo que se impone fácticamente o bien porque reduce la religión a puro folklore. Este relativismo moderno-ilustrado se ahorra la molestia del discernimiento de espíritu sobre la con frecuencia irreconciliable rivalidad entre religiones ignorando los problemas que se propone resolver. Entre ambas existen otras estrategias que distorsionan el diálogo, y que suelen practicarse en nuestros días con algo de cinismo, abogando por una religión verdadera de la que cada cual se considera más participante que las demás, esperando que con esta apertura aparentemente ecuánime las demás se integren en la propia, en una forma de dominio o domesticación encubierta, que ninguna religión seria que quiera mantenerse fiel a sí misma aceptaría. Aunque a mí me parezca que aún anda en pañales, Küng plantea que cabe una estragegia ecuménica, basada en el diálogo respetuoso pero desde la firmeza, y con la base para empezar a dialogar, como decía, en la autocrítica, la remisión a las fuentes y "lo humano".

Sobre la cuestión de si "no cabe fijar “criterios éticos” para “la ciudadanía”" porque ésta "es mayor de edad y cada ciudadano es libre de fijar sus valores éticos por sí mismo" es precisamente la cuestión central de mi planteamiento. Soy un firme defensor de la laicidad del Estado, del respeto a la autonomía individual, y a la no imposición de valores éticos particulares. Ahora bien, el enfoque que aquí planteo me ha hecho reflexionar en primer lugar en si esta postura ha de ser monolítica y dogmática o caben matices. Y en segundo lugar si las religiones podrían tener un papel contributivo en esas fisuras, permeando un formalismo ético que conduce al relativismo individualista que conocemos y que en buena medida sirve al propósito de dinamitar nuestras democracias. ¿No están democracia, filosofía y paideia inexorablemente unidas? ¿Y no es la educación una cuestión que excede la mera instrucción técnica, sino que también requiere una educación en valores que haga sostenible el sistema sin olvidar nunca la capacidad de duda, de pensamiento autónomo y de crítica?

Evidentemente, el enorme porcentaje de ateos y agnósticos debe interpelar a cualquier tipo de diálogo interreligioso. Lo que no tengo tan claro es que éste no pudiera interpelar de alguna manera a aquellos. En mi opinión, si las religiones en suma tienen algo que decir es en el seno de un diálogo democrático en el que, evidentemente, quienes las rechazan tenga su propia voz.

Me ha sorprendido que disocies tan radicalmente ética y política, cuando siempre te he tenido por interesado en el error que suponía no correlacionarlas de algún modo. Aunque tajantemente te opongas a que el cristianismo no se pronuncie como tal en materia política, me gustaría que nos explicaras la diferencia que estableces entre éste y los cristianos, pues si pronunciarse no significa estar autorizado a deslegitimar las decisiones democráticas, ni a subvertirse a ellas, no entiendo la diferencia que hay entre las religiones vetadas a pronunciarse en el diálogo democrática y las asociaciones, los sindicatos, los partidos,... pues tras de todas ellas, hay personas que intervienen desde su subjetividad en el ejercicio de solapamiento de intereses al estilo Rawls.

Es posible que cierta experiencia unilateral con el cristianismo institucionalizado, como dices, no haya resultado ser todo lo cooperativa y dialogante que podría esperarse - créeme, soy el primer crítico al respecto. Pero la experiencia histórica y global del cristianismo tiene también sus propias referencias en defensa de los derechos humanos frente a la opresión o en defensa de la paz y la concordia frente a la guerra y la división. Desde la línea que tiene en su aval a figuras como Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria o más recientemente Óscar Romero o Ignacio Ellacuría; hasta la línea que ha contribuido a apaciguar la tradicional confrontación secular entre Francia y Alemania, con la perspectiva ética-religiosa de personajes como De Gaulle, Adenauer, Schuman, Monnet, De Gasperi,… (que por cierto sellaron, partiendo de presupuestos cristianos, la reconciliación incluso con un acto religioso celebrado en la catedral de Reims) o en plena Guerra Fría, la reconciliación entre la República Federal de Alemania y los Estados del Pacto de Varsovia, que comenzó lentamente con la apuesta del obispo Döpfner de Berlín, aunque fue silenciada inicialmente, y después retomada por la Iglesia evangélica cuyo memorandum allanó el terreno para establecer los pactos del Este. Y muchos otros son los ejemplos como el de los derechos ciudadanos de Martin Luther King, o los movimientos pacifistas de los 80 y 90,…

A veces debemos preguntarnos si cuando rechazamos la intromisión de la religión en la política (e insisto, el espacio democrático templa completamente este papel) lo hacemos estrictamente por un criterio de laicidad, de resistencia a la imposición de valores particulares, o por sentirnos violentados en nuestra propia axiología subjetiva por su postura contraria, ya que en otras ocasiones parecemos observar positivamente dicha intromisión.

En definitiva, estoy de acuerdo en que no legitimaría a quien intente imponer ningún tipo de "espíritu religioso" universal, pues siempre ha habido y hoy más que nunca, personas que, como tú mismo, Nolano, se consideran ajenas a él. Ahora bien, desde la actitud del diálogo - siempre democrático, nunca proselitista -, con el planteamiento original de mi hilo pretendía cuestionar: ¿Y frente al relativismo postmoderno, no podrían ayudarnos las religiones con esa dimensión trascendente a la que apuntan - y que de un diálogo entre ellas quedaría no más que un vestigio formal - a vincular incondicionalmente algunos principios de la "ética mínima" que ha de inspirar nuestra política? ¿No podrían ayudarnos las religiones a encontrar, como deseabas, ese reducto para los "primeros principios" que orienten una ciencia (y una política y una ética) desnortada por su rendición a la mera facticidad?
Javier Jurado
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Re: Fundamentación religiosa de los valores humanos 26 Oct 2011 13:24 #5055

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Aunque la brevedad de mi mensaje no haga adecuadamente los honores a la extensión del tuyo, contestaré a los puntos más destacados.

En cuanto a los puntos 1 y 2, sólo comentar brevemente que el discurso de Küng dice que los valores (no creo que sea casualidad que cite concretamente los siguientes: liberté, egalité, fraternité) de la Revolución Francesa tienen su origen en el cristianismo y de ahí los tomaron los revolucionarios americanos y franceses. Yo creo que lo que dice Küng no se ajusta, ni mucho menos, a la realidad histórica; primero en cuanto al origen precristiano de dichos valores y segundo en cuanto al sentido fuertemente laico (e incluso antirreligioso) que tuvo la citada Revolución que fue condenada severamente por la Iglesia por motivos ideológicos, entre otros.

Respecto de la libertad, los mismos ejemplos que das y su irresolución en el seno del propio cristianismo (controversias sin cuento sobre predestinación, voluntarismo) demuestran lo contrario de lo que tú afirmas. Es decir, muestran que no se trata de un valor axial en el dogma cristiano y que se puede ser cristiano tanto siendo partidario del libero arbitrio como del servo arbitrio. De hecho, al menos en la versión católica del cristianismo uno de los votos principales es el de “obediencia”, muy apreciado en toda clase de comunidades cristianas y que queda reflejado paradigmáticamente en el lema de la Compañía de Jesús: perinde ac cadaver. Veo implausible que se incidiese tanto en ese tipo de reglas si la libertad fuese un valor fundamental.
Kierkegaard escribió:
Me ha sorprendido que disocies tan radicalmente ética y política, cuando siempre te he tenido por interesado en el error que suponía no correlacionarlas de algún modo.

Precisamente porque asocio ética y política, entiendo que las religiones, si pretenden tener una dimensión ética, la tendrán también política. Entonces una de dos: o damos a las religiones un estatuto político en nuestro Estado (reconocimiento institucional privilegiado a los dirigentes eclesiásticos o confesionales) o nos reducimos a dar un estatuto político sólo a los ciudadanos (independientemente de la religión que profesen); serán entonces los ciudadanos, pero sólo en cuanto tales ciudadanos (no en cuanto fieles), los que harán política, manteniendo un diálogo intersubjetivo sobre fines. Un diálogo interreligioso, salvo que me especifiques más cómo se debería institucionalizar eso, no es intersubjetivo de forma directa, sino mediado y protagonizado por jerarquías religiosas institucionales.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 26 Oct 2011 13:26 por Nolano.
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