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TEMA: Nacionalismo y entropía

Re: Nacionalismo y entropía 04 Oct 2012 23:55 #9480

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Pulpo, ¿de qué debo darme por enterado? El artículo viene a decir lo siguiente:
1.- Tras la II Guerra Mundial Europa se encaminaba por fin a realizar el proyecto ilustrado de la Paz Perpetua mediante la erosión del Estado-nación y el predominio de las organizaciones supranacionales (que en última instancia dependen, oh ironía, de los Estados-nación que las forman y sin los cuales no podrían existir).

2.- Pero resulta que esto sólo era un sueño, el populismo ha vuelto espoleado por la crisis económica, cuando lo ideal sería ceder nuestra soberanía a Europa.

3.- El independentismo catalán es inoportuno, camina en dirección opuesta a la Historia (Álvarez Junco acaso sabe hacia dónde se dirige "la Historia"), pero debemos comprenderles y no tratar de reprimirlo con medidas centralistas y casposas. La actual división territorial de España ofendió a catalanes y vascos y posiblemente estuviese mal planteada.

4.- Pero hay que mantenerla por el procedimiento de renegociar las condiciones económicas de los catalanes si es preciso.

En resumen, que lo moderno y lo progresista es conceder privilegios medievales a Cataluña para que no se enfaden y se radicalicen aún más. Pues para ese viaje no se necesitaban alforjas. El profesor Álvarez Junco no parece enterarse de que la estrategia del apaciguamiento no funciona. Por tanto no sé cuáles son las valiosas lecciones que nos ofrece este catedrático (¿convencer a los independentistas de que se les ha pasado el arroz?) pero seguro que serían muy distintas las de otros catedráticos, sin ir más lejos Antonio Elorza, quien mantuvo una polémica con el autor por cierto.

De lo que no tengo obligación es de estar de acuerdo con vosotros, y es natural porque en filosofía nunca hay consenso, y si lo hay es extrafilosófico. El consenso que pudo haber en la Edad Media se debía al miedo a la Inquisición, y el que hubo en la URSS lo causaba el temor a ser enviado a Siberia.

Por último, eso de la "memoria histórica" si lo piensas detenidamente es una contradicción, pues la memoria es individual, personal, partidista y subjetiva, mientras que la Historia es algo colectivo y que aspira a la objetividad. En cierto modo, la Historia es enemiga de la memoria en tanto supone la destrucción de ésta para liberar al historiador de ataduras y permitirle hacer su trabajo alejado de partidismos.
"Hispanus sum et nihil hispanum a me alienum puto"
Última Edición: 04 Oct 2012 23:57 por Agripa.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 08:57 #9481

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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 09:56 #9483

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Creo, Agripa, que malentiendes un tanto deliberadamente el discurso del profesor Álvarez Junco. Aunque "está claro que claro que Don Pelayo, el Cid e Isabel la Católica son "menos modernos" que el siglo XIX" que vio alumbrar los nacionalismos vasco y catalán como tal, eso no significa que denoste más a unos que a otros. Todos los nacionalismos elaboran sus discursos intentando reconstruir hacia atrás una historia lo más larga posible con la ilusa pretensión de aumentar con ello la legitimidad de su reivindicación. El nacionalismo catalán apelará a su origen Tarraconense, y el vasco aun más recurrirá a una supuesta descendencia prerromana, incólume ante las sucesivas invasiones de la península (para el senador laburdino Garat, los vascos eran descendientes de los fenicios, y por ello propuso al Emperador Napoleón la formación de un "Estado Nacional Vasco" conocido como Nueva Fenicia). El nacionalismo español hará de las suyas con la historia para identificarse con la cultura ibérica, la provincia romana o el reino visigodo, forzando términos como el de "Reconquista". Pero no pretendo polemizar sobre estos asuntos, de índole histórico-política, sino evidenciar la tendencia de todo nacionalismo a retrotraerse hacia el pasado en busca de legitimidad. Evidentemente, cuanto más pueda remontarse en la historias, las figuras que añadirá a su acervo resultarán en general más distantes del progreso ilustrado. Es meramente circunstancial que el nacionalismo español haya encontrado figuras tan consolidadas en su relato como las de Don Pelayo, el Cid e Isabel la Católica, y ello no lo hace más rancio, sino simplemente más antiguo que el vasco o catalán.

Evidentemente, todos los nacionalismos tienen sus particularidades y son diferentes, pero en otro sentido, pueden englobarse en un mismo movimiento. Por eso voy ahora a cuestionar tu distinción entre los nacionalismos, en una búsqueda infructuosa en mi opinión, de una legitimación exclusiva:
Agripa escribió:
No se trata aquí de nacionalismos "buenos" y "malos", sino de naciones realmente existentes y otras que son imaginarias.
Creo que no adviertes la evidencia de que todo nacionalismo está sometido a la contingencia. Su mayor o menor antigüedad no aumenta su legitimidad, pues ya que tu discurso no se alinea con el de ningún tipo de apelación a una raza o similar sino al de las cortes constituyentes de Cádiz, admitirás conmigo que la nación encuentra su legitimidad en el pueblo soberano del que emana su poder. Y éste se ha renovado unas cuantas veces a lo largo de la vida de las llamadas naciones. Dicho esto, es un principio elemental distinguir en filosofía política la diferencia entre la legalidad y la legitimidad, o entre el estado de cosas de hecho y el estado de cosas de derecho. Porque consideramos que no podemos resignarnos a la facticidad existe la política, que trata de operar sobre dichos hechos aunando la voluntad de las personas. Así pues, los grupos humanos que se sienten partícipes de naciones de hecho no se encuentran moralmente por encima de los grupos humanos que se sienten partícipes de naciones que ellos consideran "de derecho". Los sentimientos son encontrados, y las trayectorias históricas diferentes. Pero todas las naciones de hecho alguna vez no fueron más que naciones "imaginarias" según tu denominación.

En realidad, todas las naciones son imaginarias. La diferencia es que las que existen de hecho, son reconocidas en consensos más amplios y acaban obteniendo una personalidad jurídica como tal. Pero la nación es una idea, a la que se llega desarrollando un sentimiento de pertenencia que acompaña al hombre desde los albores de su existencia. Este sentimiento ha conocido diversas materializaciones en la historia, como la tribu o la polis. Y la nación, de nuevo, no es más que una nueva expresión contingente de dicho sentimiento de pertenencia que el hombre probablemente necesita para apuntalar el sentido de su estar en el mundo. Y como tal, pasará, siempre y cuando el hombre encuentre otro mecanismo para organizarse que supla su necesidad de sentido.
Agripa escribió:
es el propio autor el que, aún considerando errados todos los nacionalismos (menos el imaginario nacionalismo europeísta, se entiende), se muestra más hostil al nacionalismo español, pues lo relaciona con figuras históricas que desde su óptica ilustrada representan lo casposo, lo rancio y lo reaccionario
En referencia al imaginario nacionalismo europeísta, he de decir que efectivamente Europa como idea no es un fin en sí mismo. Para quienes abogamos por superar el modelo de estado-nación hacia consensos racionales más amplios, es un instrumento. Indudablemente, este empuje hacia Europa, en esa línea superar los estados-nación, puede dibujar un escenario de bloques mundiales enfrentados al más puro estilo Orwell. Pero si al cosmopolitismo universalista y racional tendemos, no se me ocurre mejor camino que ir paso a paso tendiendo puentes con quienes más fácilmente nos resulta, para ir aboliendo fronteras y diferenciaciones irracionales. Si "Iberoamérica" fuera una idea que cobrara fuerza entre los pueblos, yo no tendría el menor problema de avanzar en ese camino.

Yo también he pensado alguna vez en lo idealista de este proyecto ilustrado, considerando como tú mismo decías en este hilo que "lo único que puede llevarnos al escenario supranacional y al armonismo internacional que planteas sería una invasión extraterrestre, bien porque nos viésemos obligados a aliarnos todas las naciones contra un enemigo común, bien porque los extraterrestres terminasen derrotándonos e imponiéndonos una uniformidad que no tenemos por nosotros mismos." Otra posibilidad sería una amenaza ecológica verdaderamente acuciante. En cualquier caso, sería deseable no llegar a ese extremo. La cuestión que yo planteaba aquí era si es posible armonizar cierta estructura supranacional sin perder la particularidad que forma parte del equilibrio biológico que garantiza nuestra supervivencia. La erosión del Estado-nación no quiere decir su completa abolición, sino su transformación hasta integrarse en aquellas organizaciones supranacionales del proyecto ilustrado. Dudo mucho que lleguen a desaparecer como tal, del mismo modo que las tribus y las polis siguen perviviendo aún transformadas en nuestra época.

Sin embargo, creo que este cambio de paradigma es un proceso ya en curso, que no es fácil, y que ya sufrimos en nuestras propias carnes. Evidentemente, el profesor Álvarez Junco no "sabe hacia dónde se dirige "la Historia"" como le achacas irónicamente, pero a mí - y a unos cuantos - nos parece bastante razonable y fundamentado este proceso en curso, desde luego contingente y reversible.

Por supuesto que no tienes obligación de estar de acuerdo con nadie. Es principio democrático respetar tu libertad de opinión, como la de no pocos habitantes de este país que no se sienten partícipes de él y opinan que podríamos organizarnos de otra forma. Si su opinión empieza a ser mayoritaria, habrá que tenerla en cuenta (a modo de curiosidad, el independentismo es en Cataluña ya la primera de las opciones frente al "autonomismo" o el federalismo según algunas encuestas). No se trata de "conceder privilegios medievales a Cataluña para que no se enfaden y se radicalicen aún más" sino de elaborar un discurso y una propuesta de miras más amplias. Si, como dices, "la estrategia del apaciguamiento no funciona", ¿qué lo hacen? ¿las armas? Habrá que buscar otra vía política no para apaciguar el descontento sino para canalizar los sentimientos y voluntades de los ciudadanos. Es curioso, en cualquier caso, que rechazando por espúreos los razonamientos de Álvarez Juncos apeles a los que alternativamente ofrecerían otros catedráticos como Antonio Elorza, que escribió el pasado verano este artículo titulado 'Quo vadis Hispania?' diciendo que "La crisis económica acentúa las tensiones entre centro y periferia y se constituye así en marco y en impulsor de una fragmentación del Estado que el federalismo hubiera podido conjurar", esto es, impedir, evitar. Parece que Álvarez Juncos y Elorza no estarían tan alejados. No obstante, si es pertinente para este asunto, estaría bien que trajeras aquí esa polémica que dices que mantuvo con Álvarez Juncos, por si podemos ver argumentos alternativos a los aquí expresados.

Durante la elaboración de mi mensaje, Thunderbird se me ha adelantado y ha hecho apelación a esto mismo que yo había escrito para cerrar mi mensaje:

Finalmente, y a modo anecdótico, induces de las palabras del artículo que se muestra más hostil al nacionalismo español por las citas que hace, y tal y como ya te he mostrado, creo que eso malinterpreta al autor. Pero es evidente que tus citas resultan burdamente mucho más sesgadas. Hay numerosas referencias en el variopinto nacionalismo español que apelan a la superioridad de su raza. E incluso, si quieres quitarte de encima a todos esos nacionalismos más reaccionarios apelando al civismo de la idealizada constitución de Cádiz que citas, ella misma en su artículo 22, recoge cómo los españoles negros o magrebíes han de ganarse bajo condición su merecimiento como ciudadanos:
Art. 22. escribió:
A los españoles que por cualquier línea son habidos y reputados por originarios del Africa, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos: en su consecuencia las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio.
Cualquier nacionalismo que empieza a reblandecerse hacia el universalismo acaba desnaturalizándose. Desde luego, la vida no es de negros y blancos y hay muchos grises, pero un hilo conductor liga el nacionalismo más casposo y reaccionario con el más liberal y abierto. Toda afirmación de la nación como tal conlleva más tarde o más temprano una negación a otras naciones (sea explícitamente o no en alusión a las razas).
Javier Jurado
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 12:36 #9492

¿"Fronteras irracionales"?
¡Pero si las fronteras son lo más racional que hay!
¿"Estados... de imaginación"?
Vamos, que la vida es un sueño y los sueños sueños son.
La cuestión que yo planteaba aquí era si es posible armonizar cierta estructura supranacional sin perder la particularidad que forma parte del equilibrio biológico que garantiza nuestra supervivencia.
Pero vamos a ver, ¿Nación sí, Nación no? Sería una estructura supranacional, pero entonces ¿qué naciones englobaría: la aquitana, la bávara y la vasca o la francesa y la eslovena?, ¿o la que cada cual escogiera sentimiento mediante? Ahhh, ¿pero acaso no es eso lo que ya sucede, al margen que de facto haya una organización administrativo-fiscal llamada nacional, pero que no es nacional porque lo nacional hace referencia a la imaginación?
Pero entonces la organización administrativo-fiscal europea pasaría a denominarse, ¡qué lo impediría!, estructura nacional.
A no ser, claro, que educara a todos sus ciudadanos en la distinción entre lo onírico y lo real. Entonces ya seríamos ilustrados de verdad y podríamos evangelizar, esta vez sí, a africanos y americanos... Los islamitas no, que en el fondo nos dan miedito.
Última Edición: 05 Oct 2012 12:54 por José Antonio Marina.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 17:29 #9497

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Mientras que los españoles de "los dos hemisferios" son ciudadanos por naturaleza, aquellos de origen reputado en África (es decir, magrebíes y negros) deben ganarse a pulso la carta ciudadana, quedando excluidos de todos los derechos mientras no la obtengan.
Thunderbird, ciertamente sería un error idealizar en exceso el liberalismo doceañista, pero me extraña que no adviertas un detalle nada nimio: según "La Pepa" es posible, aunque sea con condiciones previas, para los africanos obtener la carta ciudadana de España. Pero no lo es para los maketos el hacerse ciudadanos de la Euskadi soñada por Arana. El prejuicio de unos es superable, el odio de los otros es insuperable. Esto es lo que dice el fundador del nacionalismo vasco al respecto:
"El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón". Baserritarra, nº 11.

"Muchos son los euskerianos que no saben euzkera. Malo es esto. Son varios los que lo saben. Esto es peor. Gran daño hacen a la patria cien maketos que no saben euzkera. Mayor es el que le hace solo maketo que lo sepa. Para el corazón de la Patria, cada vasco que no sabe euzkera es una espina; dos espinas cada vasco que lo sabe y no es patriota; tres espinas cada español que habla euzkera". Baserritarra, nº 8.

"Etnográficamente hay diferencia entre ser español y ser euskeriano, la raza euskeriana es sustancialmente distinta a la raza española". Bizkaitarra, nº 11.

"¡Ya lo sabéis, Euzkeldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España". Bizkaitarra, nº 31.

“¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de la raza se contiene en el programa nacionalista? Puede reducirse en los puntos siguientes:
1) Los extranjeros podrán establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrán naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si habrían de ser expulsados, no autorizándoseles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.
2) La ciudadanía bizkaina pertenecerá por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la confederación; y, por cesión del poder (Juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalara, a las familias mestizas euskeriano-extranjeras”.

“Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen Euzkera y una Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes exóticos que pudieran eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkainas que nunca podrán cambiarla”.

“Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto con los españoles y evitar así el cruzamiento de las dos razas”.

“Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera”.
Quizá esta "pequeña diferencia" te parezca despreciable. A mí, no.

Por último, si la retórica constitucionalista es algo que "pee y tose", tanto más lo será la retórica europeísta de Álvarez Junco y otros ilustrados ilusionados como él (habría que decir "euro-pee-ísta"), por mucho que peen y tosan a coro y con acompañamiento de la Novena de Beethoven.
"Hispanus sum et nihil hispanum a me alienum puto"
Última Edición: 05 Oct 2012 18:00 por Agripa.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 20:44 #9499

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¡Qué bonita es la Novena de Beethoven!

Hay una sola expresión para la verdad: el pensamiento que niega la injusticia. Horkheimer.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 21:33 #9502

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La Novena de Beethoven es más que "bonita", Bud, por eso me parece mezquino que se utilice para dar una pátina de grandiosidad a ciertas ideologías. Que le encarguen un himno a Andrew Lloyd Webber, a Vangelis o a Nacho Cano si prefieren...
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 22:08 #9504

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Agripa escribió:
Quizá esta "pequeña diferencia" te parezca despreciable. A mí, no.
A mí la diferencia no me parece despreciable, pues con unos puedo mantener un diálogo (o eso intento aunque está difícil) y con otros no. Pero en el fondo, es una diferencia de grado y no cualtitativa como he tratado de hacer ver sin que nadie haya sido capaz de refutármelo. No sirve de nada acudir a lo más xenófobo del nacionalismo contrario obviando las oscuridades del propio nacionalismo, tratando de mantener una distancia siempre demasiado corta. Aunque no todos los nacionalismos sean iguales ni se comporten igual, todos adolecen de una aporía interna que más tarde o más temprano aflora. No son, por así decirlo, "trigo limpio". Desde luego creo que este foro no está para enjuiciar lo perverso que es el nacionalismo vasco de Arana, ni ningún otro, por lo que no vendría a cuento sacar aquí a la luz las barbaridades que se han dicho y sobre todo se han hecho en pro del nacionalismo español. Pero lo que sí se evidencia es que los nacionalismos a quien más escuecen es a los nacionalismos de signo contrario, dado su común nervio exclusivista. El cosmopolita se horroriza del atentado a la dignidad humana universal que suponen semejantes posiciones, pero siempre el nacionalista de signo contrario resulta ser más escandaloso y añadir razones particularistas adicionales para rechazarlo.

De todas formas, no hay que olvidar que el nacionalismo sin Estado al tenerse por oprimido y clandestino, resulta más virulento conceptualmente al tratar de diferenciarse a toda costa del opresor, y llegado al extremo, suele manifestarse en la praxis bajo formas de guerrillas disidentes o bandas armadas; mientras que el nacionalismo con Estado de hecho modula el discurso para parecer acogedor, inclusivo, favorecido por el statu quo, muchas veces encubriendo ideológicamente una praxis de maniobras imperialistas y opresoras que reprimen la discrepancia a la homogeneidad impuesta, bajo formas de terrorismo de Estado (y conste que hablo en general, para no suscitar debates sobre nacionalismos en particular).

Finalmente, nadie ha dicho, que "la retórica constitucionalista es algo que "pee y tose"" así que, por favor, te rogaría que seas más respetuoso con la retórica de los demás, sea la europeísta de Álvarez Junco o la de quien sea.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 22:49 #9506

Desde luego que es bonita la Novena; asistí a su interpretación en Burgos hace unas semanas, con motivo de la inauguración del Auditorio y Palacio de Congresos de Burgos.
Además esa peli la he visto yo.
La Novena es preciosa, pero fácilmente utilizable para fines delirantes. (4' 05"; aunque escúchenlo entero, lo mejor es el inicio):

Kierkegaard escribió:
Pero en el fondo, es una diferencia de grado y no cualtitativa como he tratado de hacer ver sin que nadie haya sido capaz de refutármelo.
Oh, Gran Søren, si nadie te ha refutado es porque eres irrefutable. Ahí, ahí; marcando el territorio. Por cierto, al final del vídeo de la película sobre Beethoven lo que suena es el Rondo Allegro del quinto concierto para piano, de Beethoven; ahí, ahí; marcando el territorio.
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Re: Nacionalismo y entropía 05 Oct 2012 23:25 #9507

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A mi parecer aquí se puede aplicar el viejo dicho de que los arboles no nos dejan ver el bosque, excesivo detallismo sobre el momento histórico moderno y perdida de un punto de vista más esencial del nacionalismo, que tan bien expreso Kierkegaard al comenzar el tema. A ello me retraigo.
Paso de puntillas sobre el tema de la entropía, pues la aplicación del segundo principio de la termodinámica fuera del ámbito estricto de la termodinámica es un asunto altamente controvertido. Aunque muy difundido y casi aceptada su aplicación al futuro del universo como un postulado tótem de la física, parte de una premisa de imposible cumplimiento en el universo conocido, a saber, la exigencia de que el sistema considerado este aislado, situación imposible en nuestro universo, donde la materia interactúa continuamente, incluido cualquier sistema imaginable de contención con el que intentáramos aislar a dicho sistema. Más aun si hablamos de un universo infinito espacialmente.
Vamos a por la nación, con ánimo de aunar posturas, pero siendo consciente de que a lo mejor solo consigo alimentar con gasolina el fuego, no siendo desde luego mi intención.
Todos los nacionalismos son iguales: otra forma de puro racismo. A estas alturas de siglo ya es hora de ir sabiendo que solo existe una raza, los humanos, y que solo existe una nación, la humanidad, el resto son grupos folklóricos y unidades administrativas provisionales.
La constitución de los estados actuales del planeta, no son consecuencia de la libre voluntad de nadie, ya sean líderes o pueblos, ni tampoco de agrupaciones geográficas, ni culturales, ni de raza. Son consecuencia de una dinámica histórica de conflictos de grupo y necesidades funcionales de cohesión geográfica para el mantenimiento de comunicaciones, intercambios, defensa…etc.
En la base de las naciones esta la psicología de grupos. Los humanos somos animales sociales, y como tales una de nuestras mayores características como especie, cuando no la mayor de ellas, es la gran cantidad de sistemas cerebrales para conseguir la constitución de grupos de individuos, de ello la necesidad individual de integrarse de la forma que sea en grupos, es una necesidad humana y su fuerza evolutiva para conseguir sobrevivir a las condiciones geo-climaticas y la competencia inter-especie e intra-especie.
Esa es la única fuerza esencial, genética, del ser humano para integrarse en grupos, ahora la forma particular en que lo haga es irrelevante, es una cuestión de dinámica histórica y funcional, que a lo largo de miles de años de interacción histórica entre los diversos grupos, ha dado lugar a todo tipo de folklores como lenguas, religiones, culturas, razas, colores, alturas y tipos de peinados…
En la prehistoria los humanos eran tan escasos que se podía sobrevivir en sus territorios de caza y recolección sin mayores interacciones, ni conflictos, pero al desarrollarse la agricultura y la ganadería la población se disparo, se necesitaba más territorio para cubrir las necesidades, al comenzar las conflictos un factor social se volvió fundamental, el tamaño del grupo, cuanto mayor era tenia más fuerza y la forma más rápida de conseguirlo es mediante alianzas y conquistas integradoras. El exterminio de un grupo a manos de otro es un fenómeno que se produce cuando existe mucha diferencia en el tamaño, el grupo grande no necesita integrar al grupo más pequeño, pero en general en la historia se han producido mucho más las integraciones que los exterminios.
Una vez se constituía un grupo por alianza o conquista se producía una homogenización forzada de lengua, cultura, religión ..etc, de sus miembros, de ello dependía la viabilidad de dicho grupo, según permanecían las particularidades era mas fácil que el grupo se acabara disgregando.
La historia no es que este plagada de ejemplos, es que está constituida de ellos, los mongoles invadiendo China e integrándose en su cultura, la península durante los ochocientos años de presencia árabe era un hervidero de alianzas entre señores cristianos y árabes de unos contra otros según les interesara, las cruzadas en tierra santa, donde igualmente y según conviniera se formaban alianzas entre árabes y europeos en contra unos de otros, o en los viajes de vuelta a sus reinos era de lo más normal hacer prisionero al que antes era aliado, la Inglaterra de normandos y sajones con sus alianzas eternamente cambiantes. Poco importaban las lenguas, culturas y religiones.
Así es como surgieron las naciones actuales, sin derechos a la libre determinación de los pueblos, ni designios imperiales de líderes clarividentes. Con sus culturas de rancia tradición todas ellas, con sus religiones, bailes nacionales y peinetas o tocados de plumas según el gusto. Todo ello irrelevante desde el punto de vista más amplio de la evolución de la especie humana, lo mismo da rezar a un dios que a otro, bailar saltando o con elegantes pasos de Vals Vienes, hablar arameo que elegante y culto italiano ( Ah, que fluida sonoridad la del italiano…)
Todo ello son formas, expresiones concretas y superficiales de algo más profundo, más esencial, el aumento de la complejidad de las sociedades humanas, de sus estructuras sociales, con la finalidad de constituir grupos que garanticen cada vez más las necesidades básicas de supervivencia de los humanos que las integran.
Si en algún momento alguna sociedad humana hubiera conseguido conservar intacta su cultura, lengua o cualquiera de esas características nacionales de las que tanto, todos y en todo tiempo, se han sentido tan orgullosos, se habría parado la evolución humana, estaríamos todavía dando vueltas alrededor de una fogata dando saltos con lanzas en la danza de la cabra, orgullosos de ser fieles a nuestra cultura, a nuestra identidad definitoria, a nuestra lengua de “Uh, uh” “Ah, ah” a nuestro único, verdadero y autentico espíritu creador, el famoso Viento del Norte.
El intentar justificar cualquier tipo de nacionalismo en aspectos culturales, lingüísticos o religiosos es meramente arbitrario, en cuanto analizamos en profundidad cualquier agrupación de humanos, desde naciones a regiones, provincias, ciudades, pueblos, barrios, comunidad de vecinos, familias y hermanos de sangre, vemos que todos ellos tienen justificaciones culturales, lingüísticas y religiosas para declararse diferentes y por supuesto mejores, ya sabemos de sobra que una de las personas que peor nos cae es justo el vecino de al lado.
Ese es el problema del derecho a la autodeterminación (figura creadora de naciones que solo se da en los tiempos moderno y que curiosamente suele reclamarse por parte de zonas ricas que quieren desprenderse de sus parientes pobres) que donde está el límite, como muestra vale un botón: 1995 Shevardnadze antiguo ministro de exteriores de la extinta URSS, reclamo y lucho por la autodeterminación de la nación georgiana, donde fue presidente desde 1995 al 2003, nada más tomar el poder las regiones de Abjasia y Osetia del Sur, ejercieron también su derecho a la autodeterminación de los pueblos y se independizaron de Georgia, Shevardnadze, el defensor del derecho a la autodeterminación de los pueblos, mando los tanques para aplastar a cañonazos la autodeterminación que era muy buena para Georgia, pero muy mala para Osetia. ¿Dónde está el límite? ¿Tienen derecho a la autodeterminación las ciudades, los barrios de las ciudades, las comunidades de vecinos?
Por otra parte, usar como excusa para crear hechos diferenciadores, herramientas que la humanidad creo para fomentar su mayor unión, como el lenguaje, cuyo origen evolutivo fue facilitar la comunicación entre humanos, no es que sea una aberración, es que es una autentica violación de su más intima esencia.
En el momento histórico en que nos encontramos, donde la evolución de las sociedades nos ha embarcado en una globalización acelerada, del comercio, financiera, de la información, de la contaminación. Un momento histórico donde el futuro de la humanidad se juega a nivel global, intentar volver a los mini estados de pocas unidades de millones es demostrar una ignorancia supina sobre la evolución histórica y la posición actual de la humanidad. Actualmente a los únicos mini estados que les va bien es a los paraísos fiscales, bancarios y petroleros.
Y todo ello haciendo a la vez una acérrima defensa de la diversidad cultural, que es la base y el motor del avance de las sociedades, pero como un hecho integrador, no excluyente. A mi personalmente me importa un pimiento morrón (con perdón del pimiento morrón…) que me gobierne un árabe, un murciano, un suajili, un chino o un marciano, pero si pido que lo haga con eficiencia, sin corrupción, con entrega a su labor en bien de la comunidad. Me sobrecoge de igual manera el enorme misticismo del canto monódico gregoriano, las rítmicas cadencias de la Danza del Sol de los Pies Negros, el sonoro bramido de las dungchen budistas, el giro ensimismado de los Derviches, el canto salmodico judío. Y no necesito creer en ningún dios para dejarme embargar por su espiritualidad. Igual me monto una juerga bailando sevillanas, que moviendo el culo de un dragón chino, o asustando al antipático de mi vecino disfrazado de calabaza gigante en hallowen, bien poco me importa si nos estamos americanizando o los yanquis se están sudamerizando (¿esta palabra existe? Si no habría que inventarla) Viva el spanglish, y Shakespeare y Cervantes, y la pizza de anchoas, y el jamón con chorreras, y la hamburguesa (no, la hamburguesa no..) y la sardana, y las habaneras, el chocolate con churros y el kus-kus. Pero no pienso cruzar ni el más mínimo insulto, ni el más ligero esbozo de violencia o siquiera actitud de desdén, por que otro piense de otra manera. Eso sí, nada de velos, nada de ablaciones, nada de supremacías arias, hay tradiciones y culturas, que ni son tradiciones, ni son culturas, ni merecen ningún respeto.
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